viernes, 20 de febrero de 2015

Romance del Palacio Arzobispal




Romance del Palacio Arzobispal



     Los ojos como tizones son los tuyos, Mari Val, tus pupilas se fundieron en el fuego de Alcalá. Dame tus ojos, querida, que yo los voy a apagar.



     Infelices años treinta de la hoguera nacional que “ciudad mártir de España” a ti, Alcalá, llamarán. Fue el tizón de tus conventos, fue la pila bautismal del manantial de Cervantes, fue tu Iglesia Magistral, cenizas sobre cenizas del Regente Cardenal.






     Nunca un tizón fue más negro que el Palacio Arzobispal. Ocho siglos toledanos de la mitra principal, la primada de Toledo que primaba en Alcalá, Señorío prelaticio de la Ciudad Imperial, Señores que enseñorean su recinto señorial: Rada, Tenorio, Tavera, Contreras y Sandoval, filigrana de yeseros, artesonados sin par en el Salón de Concilios de sus vigas pareadas bajo el oro de su faz, de nudos y tablazones sobre un azul ultramar. Techos arrebujados en castaño natural, formando estrellas y rombos y de forma octogonal.  Ay, tu patio de Fonseca, ese bosque vegetal de setenta y ocho troncos y gótico barandal, con tres magníficos tramos de su escalera estelar, y sus arcadas soberbias de tan labrado sillar. Patios del Ave María, el de Armas al entrar, el de Aleluya, rincones, pasadizos que te dan ese halo de misterio de un palacio de verdad, mientras que el agua se oía por sus patios borbotar. Cuatro patios y un jardín, cinco estancias sin chistar, que el silencio lo propaga el primoroso lugar.



     Alhambra mora y católica, Renacimiento integral, paradero de los reyes, sala de Audiencia Real, paridera de las reinas, alumbramiento imperial, entrevista de Colón, e Isabel realumbrará intuiciones y veleros por los caminos del mar. Echaron a la morisma, quedó el arco musulmán que adentraba y que salía del recinto conciliar donde fue el ‘Ordenamiento’ que llamaron ‘de Alcalá’, cuando sus Cortes fundieron la normativa legal.



     ¡Todo el Palacio está en llamas un día once estival! Covarrubias, Berruguete, Siloé, Machuca van en el humo que conforma una columna infernal, columna clavada al cielo y al corazón de Alcalá. Todo un Palacio de ensueño para un Archivo Central de legajos manuscritos, tesoro documental. Ardió la Historia de España por su letra y su fanal, cuando no quedaban lágrimas que la pudieran llorar.



    

     Los capuchinos se fueron, los franciscanos se van, a jesuitas los echan, y este palacio es imán que atrae la cosa suya y la expone en su mural como la huella romana que tenía en su vitral. El añadido acogido se añadió a aquel volcán que humeaba los siglos como si fuera un pajar.       

    

     Infancia de piedras rotas, postrada solemnidad. Aquel derrumbe de piedras nadie nos supo explicar. Relieves de almohadillados, cincelado magistral de camafeos y ángeles, de bichas del bien y el mal, con que jugamos de niños sin saber su propiedad. Escarbábamos la tierra logrando recuperar ángeles incombustibles, cabezas por perfilar para ser pisapapeles de magnífica heredad. Medio palacio de piedra llegaron a transportar al puente de San Fernando camiones, viene y va. Y las piedras palaciegas llevaron a cimentar, que al alarde de la piedra le buscan su pozazal. Fue el impuesto de pontazgo que se le impuso a Alcalá, el puente por que ha pasado, por que pesa y pisará.



      Viene ARPA a hacer justicia, viene el tiempo a remediar, viene el dolor a rearmarse, la piedra a resucitar. Estos, Fabio, ay dolor, los campos de soledad de la Itálica famosa no se quieren resignar a ese lúgubre recuerdo de sólo llorar llorar.

   

      Los ojos como tizones son los tuyos, Mari Val, tus pupilas se fundieron en el fuego de Alcalá. Dame tus ojos, querida, que yo los voy a apagar.



José César Álvarez


Puerta de Madrid, 21.2.2015


viernes, 13 de febrero de 2015

ROMANCE DE LA CALLE MAYOR




Romance de la Calle Mayor

     Desfiladero rocoso, soportaladas vertientes, galerías laterales donde se filtra la gente e inundan los días de ocio todo el cauce las corrientes. Fría y vieja judería de añosos pasos silentes, pasarela principal de la vida complutense, donde pasan y pasean los que un día ya no vuelven, donde tiendas y tenderos posan y desaparecen: cererías y carbones, piensos, espartos, cordeles, las máquinas de coser, ultramarinos, arenques, cromos, novelas, tebeos, el chicharro en escabeche y las chufas remojadas servidas con cubilete.



     La calle quedó cortada por avalancha imponente el día que Radio Álvarez puso en su luna la tele, y la era de la imagen se inauguraba con fiebre, entrando en crisis los versos que iban en los papeles. Un Saldaña es ferretero y otro textil de almacenes, un Calleja vende bicis y otro tornillos y muebles. Otro Calleja películas que en dos cartelas ofrece con las letras de Fresneda el cine grande y el peque.

    

      Museo de pendolistas. mausoleo de carteles, de oficios y mostradores que se van y que se vienen, de chatarra de monedas, reguero de toda especie de metales y de efigies que brillan y se oscurecen. Caras de toda la vida, como si el soportal fuesen,

día tras día en la médula, un día se desvanecen, mientras sólo el soportal se mantiene indeleble: alineación de columnas como formada en cuarteles, que, firmes durante siglos, ni descanso les conceden.



     
      Sicofonía de voces, mezcolanza del oyente, de pescaderos, casqueros y pregoneros que venden lana, canarios, mecheros, cebollas, melones, brécoles. “miel y nueces de la Alcarria” cantaba el Niño de Irueste entre cascos de caballos de los carros intendentes, y el ronquillo que vocea “los iguales de la suerte”, y la churrera temprana: “churros y porras calientes” y toca el Hospitalillo su campana más alegre, y el silbo de afiladores es partitura de intérprete. A la tarde cañamones, castañeras con sartenes, cucuruchos calentitos, heladeros otras veces. Ahora pasan nocherniegos, y un grito en la noche: “¡Pepeee!” responde “¡Sereno vaaa!”, viniendo el farol de frente. Por San Antón gruñen cerdos y un hombre con mandilete manda una banda de pavos, que agrupa muy diestramente, mientras los esquiladores, sus tijeras insistentes chascan hablando a las bestias como el barbero al cliente, donde el Buscón de Quevedo robó un cofín de pasteles y por la calle el Peligro perdió el culo el mozalbete, que un pícaro no lo es si le muelen a cachetes.



     A las boñigas equinas el Lancia bien las sucede y al tremolar los motores va al piso alto el tembleque, y el Ordinario reparte diariamente paquetes. El camión del pescado, mangarriega. tenderetes, Gigantes y cabezudos, teatro de tipos célebres. Todo pasa, pasan todos el soportal displicentes sin saber que los tamiza, los afila y palidece.



     La calle Mayor esconde el que era día solemne: Santas Formas Incorruptas con procesión que estremece, que duró tres siglos largos y hasta asistieron los reyes. Escucha el canto unísono que brota del pecho ardiente, oye el clarín, las cornetas, trompetas y clarinetes de Húsares de Pavía, guarniciones complutenses de Lanceros de la Reina, de Wad-Ras, marciales siempre. Al pasar la gran custodia se arrodillaban los fieles. Mira el gran palio bordado que de ocho varas se extiende, donde arrojan los balcones sus rosas y sus claveles. Segadores valencianos, negras blusas, ponen cierre.



             
     
     Zoco, lonja, bazar, rastro, corredor de mercaderes, mentidero, pipería y refugio de indolentes. Cocina y salón corridos, despensa de exquisiteces, traje diario y festivo de lutos y parabienes. Picaresca de estudiantes, soldadesca efervescente, y la ternura se viste de escolapia y filipense.



     Antezana y ‘la Sinoga’ del mismo espinazo penden, como la Casa Cervantes y la Calzonera enfrente. Todo pasa, pasan todos por los largos almacenes del soportal de la vida, que la cobija y retiene.





José César Álvarez

Puerta de Madrid, 14.2.2014

jueves, 5 de febrero de 2015

Transparentes con la transparencia







Transparentes con la transparencia



     El reconocimiento de la transparencia del Ayuntamiento de Alcalá a nivel nacional   es asunto viejo que fue aquí tratado y que el PP anotó entre los logros ciertos del 2014. Sin embargo, los resultados completos no han sido presentados hasta el pasado día 29 de enero por Transparencia Internacional /España, quien elaboró los ITA (Índices de la transparencia de los Ayuntamientos), por lo que los telediarios han tronado cuando han tronado.



     Ha sido así que los ciudadanos ayunos de la información local han venido a desayunarse con la tronancia nacional de los telediarios. Es más, hay muchos que nada creen que exista si no ha sido así proclamado. Como quiera que sea, los alcalaínos, por lo general, se han sentido orgullosos de ver a su ayuntamiento liderando lo que sea entre los muchos que son.      



      Se trataba de la quinta edición de este Índice, que mide el nivel de transparencia de los 110 mayores Ayuntamientos de España, a través de un conjunto integrado de 80 indicadores. Los resultados se han presentado tanto a nivel de transparencia global, como en seis áreas concretas de transparencia, así como los resultados segmentados por Comunidades Autónomas, por Grupos de tamaño de los municipios, etc. En este Acto de presentación han participado tres miembros del Consejo Directivo de Transparencia Internacional España: Jesús Lizcano, Antonio Garrigues y Jesús Sánchez-Lambás.



     Pero hay una segunda parte. No todos los telediarios son iguales y no todos los desayunados han tenido las mismas tragaderas. El mensaje recibido ha sido distinto, quizás porque algún redactor de la noticia ha sido ambiguo, no dominaba su contenido. La impresión más general que he ido recogiendo ha sido la de que “Alcalá ha liderado el ‘ranking’ nacional de la transparencia”. Pero con 18 más. Es decir, 19 ayuntamientos españoles han alcanzado la máxima calificación de 100 puntos, expresados en esta relación así propagada: “Alcalá de Henares, Alcobendas, Alcorcón, Badalona, Barcelona, Bilbao…”, los cuales van referenciados en orden alfabético como bien puede comprobarse y que no siempre ha podido ser comprobado. Relación que acaba con Soria, Torrejón de Ardoz, Torrents, Vitoria y Zaragoza. Ello no empaña el brillante mérito de nuestro consistorio, pero aclara las cosas (a quien aclare).



     Las transparencias del querido ‘Calero’, Mariano López de la Fuente, de 96 años, han sido, por el contrario, un reconocimiento personal. Ha dejado de ser el socio número uno de la RSD. Alcalá quien ha transparentado durante su vida el orgullo de sus fervores rojillos al equipo de sus amores. El gélido domingo pasado recibió en el “Municipal del Val” las recíprocas transparencias del sentido homenaje al socio que perdió –no por desidia, sino por ley de vida–, su número preferente bien acrisolado.

    

     Transparencias son las imágenes del Alcalá que se ha vendido en FITUR. Transparencias son las del Cervantes Infinito cuyas luces se proyectan aquí hasta junio de 2017, en contra de las opacidades de su tumba de las Trinitarias. Y transparencias llevan las palabras de Javier Bello pronunciadas en FITUR: “Alcalá de Henares no es una ciudad de cartón piedra, es una ciudad viva y vivida, de altura de espíritu.” Cervantes ha sido y seguirá siendo el mejor embajador de Alcalá en el mundo. Pero a los que han sido alumnos de la LOGSE hemos de permitirles decir tonterías, porque ellos no tienen la culpa.



    

     Las transparencias se están sucediendo esta semana con motivo de la celebración de la XXXIX Semana Gastronómica de Alcalá, celebrada en once restaurantes de la ciudad. Y en sus copas de vino se traslucen las uvas y las maderas, las tierras y los climas, los ambientes y las quietudes, la acidez y los taninos, los jóvenes y los viejos,  los apagados y los encendidos, los magenta y los granate, los matices cereza o frambuesa, los pajizos y los verdosos, los salmón pálido y los garnacha, los rosáceos y los cárdenos, los matices dorados ambarinos y los anaranjados, el rubí de reflejos de piel de cebolla y el de los ocres de teja árabe.



José César Álvarez


Puerta de Madrid, 7.2.2015