domingo, 24 de mayo de 2015

Mujeres políticas españolas



 Mujeres políticas españolas

    
A Susana Díaz los clarines de su Andalucía torera le han dado tres avisos por no saber matar. La torera que se iba a comer España, al PSOE y a Pedro, ya no manda ni en su burladero de La Maestranza, apestado de Aznalcóllar, un gas fétido del que ha huido alguno de sus espadas colaborantes. Las toreras que no saben matar reciben el nombre de torera “en funciones”. Así es que por propia decisión pasó del ser al no ser, pero ahora echa la culpa a los demás. La larga Andalucía no tiene quién la gobierne y quizás sea ese su estado natural del que no cabe, por tanto, alarmarse.



La torera decana Esperanza Aguirre, quien se había cortado la coleta, vuelve al ruedo de las Ventas, cuando la fiesta nacional es asaltada por espontáneos sin escuela. La Aguirre ha formado cartel y ha bajado su tono de voz de marquesa consorte. Cuando la torera marquesa del sofá hinchable ocupó la calle y fue increpada, ofreció su micrófono al aficionado increpante, con la impostada humildad de una ursulina. Pero las marquesas consortes no pueden meterse a ursulinas. Su tono es el que es, clamante, apostrofante, intrépido, porfiante, siempre liberal. La Esperanza timorata del sofá no es mi esperanza.



     Ada Colau no puede torear en la Monumental barcelonesa porque se cerró y fueron expulsados sus antiguos inquilinos sin más derecho que el pataleo. Pero Ada Colau puede ser el nuevo terremoto que domine la placa tectónica barcelonesa. Puede esgrimir el derecho a la lista más votada, contra el pacto que tienen preparado CiU, Ezquerra y el melifluo PSC. Su arrojo verbal ha llegado a decir de CiU que es la mafia rusa. Su plataforma ‘Barcelona en comú’ –que es BC de ‘bien común’ pone su acento en los asuntos sociales olvidados, en tanto que margina el soberanismo. ¿Será Colau la solución tapada del PP?



     Manuela Carmena, comunista y ex-jueza, abogada laboralista, cofundadora de Jueces para la Democracia, quiere ir a la Cibeles, “y si es grande pues allí caben las asociaciones vecinales”. Tres poderes: ejecutivo, legislativo y judicial. Con Manuela el poder judicial se pasa al ejecutivo. No hay especialidad en los poderes, sustantividad, carácter. Se pasa profesionalmente  de un palo al otro con normalidad. Los vasos sellados se comunican. Jueces para la democracia viene ahora a ser Alcaldes para la Democracia. Ya entiendo, lo que interesa es lo segundo. Ahora llegará por fin la democracia a los ayuntamientos.    



     Cristina Cifuentes tiene un tono de voz quejumbroso, como una ciruela lacia de tanta agua. Yo no sé si le quedó la huella plañidera por el  estrepitoso accidente de moto que tuvo en la Castellana o por los insultos que a la accidentada le infringieron ciertos empleados de la Paz, donde fue a buscarla. La he visto un momento en ‘la cuatro’, vestida de rojo, que no de roja, y ha coincidido un momento con el candidato socialista Gabilondo, el hermano de los moros suicidas en los trenes del 11-M, y el profesor de Metafísica ha aprovechado para decirle que “le hacía falta un poquito de rojo”. Pero ella, que le vio de azul de arriba abajo, no quiso tan siquiera pagarle con la misma ironía.



     Maria Dolores de Cospedal habla despacio, con ritmo pausado, por lo que cuando entra en algún lapsus, se le magnifican sus efectos. Le pasó con el despido diferido de Luis Bárcenas, y le ha pasado ahora con Page, su oponente socialista, de quien ha dicho “que ha incrementado el empleo un  200%”. Cambió la palabra ‘paro’ por la de ‘empleo’, y le echó un piropo injusto a su adversario. Los socialistas en vez de agradecérsolo se mofaron de ella. Ni ellos se lo creían. A Maria Dolores, las encuestas del CIS le auguran que esta vez no tendrá mayoría absoluta en su feudo autonómico. Se queda sin pluriempleo. A quien limpió de bárcenas su Génova, le pintan una mancha en su Mancha. Envidia te tienen las flores, pues llevas esencia en tu entraña del aire de España, Maria Dolores



      Sólo faltaría que alguien viniera a decirnos que por estas naderías hemos roto el día de reflexión en este Semanario de fecha 23 de marzo. Sólo faltaría, fuese la fecha que fuese. Cuando aquí una cadena de radio lleva años de desobediencia impune, cuando las banderas esteladas se encastillan en Cataluña y se amenaza con ocupar la Puerta del Sol. Uno ya se harta de ser educado.



José César Álvarez
Puerta de Madrid, 24.5.2015

Las Santas Formas




Las Santas Formas

     Las Santas Formas fue la fiesta más grande del calendario alcalaíno, hoy resurgida desde el recuerdo. El Obispo de Alcalá don Juan Antonio Reig Pla asistió el domingo a Jesuitas (hoy Santa María), el lugar histórico del acontecimiento, cuya historia narró incompleta. Un penitente morisco en el año 1596, cuando Cervantes andaba por Andalucía en las sacas de trigo para la Armada, se acercó al confesionario y, arrepentido, entregaba unas formas al jesuita P. Juárez, producto al parecer de la profanación de distintas iglesias. Aquellas formas no fueron consumidas por ningún sacerdote por temor a estar envenenadas, según  había ocurrido en otros lugares. Se guardaron en una cajita por si estuvieran consagradas esperando que se corrompieran. Pasaron los años y con gran sorpresa se observó que las formas seguían frescas. Se amplió la observación a otras formas contiguas, pero sólo aquellas mantenían su perfecto grado de conservación. Intervino la Universidad en aquella observación y en su determinación. No encontraron explicación. Fueron ya las Santas Formas Incorruptas desde su proclamación en 1619, arropadas por la devoción del pueblo y por la presencia de cardenales y reyes. Estuvieron en Jesuitas hasta 1767, a causa de la expulsión de sus tenedores, pasando a la Iglesia Magistral, a donde llevaron muchas de sus pertenencias, entre ellas las 17 espléndidas lámparas de plata. En Santa María su culto dejó dos preciosas capillas, reanudándose en nuestros días la adoración perpetua y permanente.



      Y llegado este punto don Juan Antonio dijo: “Lo demás ya lo sabéis”. Una prudencia del obispo que no quiere hurgar en nuestro reciente pasado, en su desenlace ominoso. Un ejemplo de un representante de la institución mártir que pasa de decir una sola sílaba sobre la guerra civil. Un ejemplo para aquellos que siguen apalancando con frenesí en su monotema.



     “Lo demás ya lo sabéis”. Y, sin embargo, no lo sabemos. Porque, personalmente, mantengo dos versiones. La primera, la que puede considerarse oficial, es la que en su día explicó el antiguo abad don José Utrera, en que las santas formas fueron sacadas de los viriles de la custodia y estrujadas por los milicianos, siendo conducida la custodia a al común de una camioneta que fue camino de la fundición. Pero hay otro testimonio del ama de un cura de la Magistral, quien dice ser testigo de una conversación con su madre. Ella le apremiaba sobre el peligro que presentaban las Santas Formas a tenor de los acontecimientos. Una mañana, después del coro, desayunaba el beneficiario su habitual tazón de migas con leche con una servilleta prendida en el alzacuellos. Cuando su madre insistió en la seguridad de las Santas Formas, en ese momento, el hijo levantó la cabeza del tazón y mirando a la madre con un goterón blanco en la comisura, le dijo: “No las encuentran, madre; por mucho que busquen no las encuentran”. El cura cayó de súbito en la misma calle, y el mártir se llevó consigo el secreto del escondite, junto a otros dos curas.



     Dos versiones encontradas y una sola verdadera. Las Santas Formas han sido buscadas principalmente cuando se desarrollaron las obras de la Catedral-Magistral con resultado negativo.



     Otras formas “de las Bernardas” parecían mantener la ilusión de reemplazar la gloria de las perdidas. Sin embargo, me he encontrado con un alcalaíno que se siente abatido, consternado, al enterarse de que las nuevas santas formas que las monjas cistercienses de San Bernardo se llevaron a su destinatario convento de Burgos, como las que aquí se quedaron en las Claras, fueron consumidas por orden superior, habiendo desaparecido y habiéndose también consumido sus ilusiones de recuperación.  Ya no hace falta una guerra civil para allanar los fervores incorruptos.



     Sea como fuere, lo que nadie puede allanar ya son los tres siglos de gloria de las Santas Formas Incorruptas de Alcalá, abrumadas por los pétalos de rosas de los balcones alcalaínos que cayeron  sobre el palio de quince varas de largo; con el homenaje de las solemnes paradas militares de la guarnición alcalaína y sus bandas militares, y dignificadas por el primor del vestuario del pueblo alcalaíno en el día de sus mejores galas.



José César Álvarez

Puerta de Madrid. 17.5.2015

jueves, 7 de mayo de 2015

Una mano enel cogote



Una mano en el cogote

     Ya no sabíamos que existían los cogotes hasta que un policía puso la mano en el cogote de un exvicepresidente del gobierno para empujarlo al interior de un coche policial. Entonces nos enteramos de la sensibilidad de los cogotes. La imagen salió en todos los telediarios de todas las televisiones de una España ojiplática. Pero días después vino la segunda parte y resultó que la mano sobre el pescuezo de Rato era mano socialista, mano de candidato de lista electoral de aquel punto y hora. Y entonces las manos socialistas desdibujaron la aparente realidad, rompieron la rigidez de sus contornos y aguaron el vino recio. Porque le dijeron entonces al dueño de la mano en el cogote que ya había tenido tiempo de plantar su mano en los cogotes de Griñán y de Chaves, cogotes los suyos que se torcieron en su largo ejercicio de la función pública. Y que si lo que le gustaba era la carne vicepresidencial que le echara la mano a Narcís Serra. Y que por qué no había plantado ya su mano sobre los cogotes inconstitucionales del independentismo y sobre los cogotes bruñidos de la saga de los Pujol, cogotes brillantes y tuneados como de coches blindados. O que plantara su mano socialista sobre los cogotes de todos los Pepiños que han quedado y quedarán blancos, impunes en su camino de rosas.



     El día 23 de abril otros metieron el cogote heterodoxo de Goytisolo en el sacrosanto Paraninfo de la Universidad de Alcalá. Allí estaba el cogote inflexible de Juan Goytisolo, agarrotado, inexpresivo. No es que su gesto fuera hacia atrás, sorprendido por nada, pero tampoco su cogote se venía hacia delante, no digo hasta formar la curva genuflexa ante la realeza, que no, por Dios, que no es pedir tanto, pero que al menos se flexara una pizca, lo suficiente para mostrar gratitud. Que le daban 125.000 euros al catalán-marroquí. Sin embargo allí estaban los cogotes en acción del ministro de Cultura Wert y el rey de España Felipe VI en persona con sus cogotes en acción, tratando de agradarle la vida al premiado,  bamboleando a dúo sus cogotes sobre las espigas de su obra, rescatándolas de los abrojos innombrados, buceando en la aportación de sus recursos literarios, de su diálogo intercultural, de su aportación entre las dos orillas, todo ello en el lenguaje de sus cogotes dialogantes, magnificantes, subordinantes de razón y de concordia, en tanto que el cogote del homenajeado permanecía impertérrito como los cogotes de los toros de Guisando.  Ni un balanceo condescendiente, ni una mínima ratificación, ni una leve cadencia aseverativa, algo. Nada. Sobre lo que dijo nada importa, porque aquella mañana la sensibilidad estaba puesta en los cogotes.



    
      En aquel ámbito, sobre las densas esencias que emitían las cartelas rememorantes de los santos de Loyola, de Ávila, de Villanueva, de Borja y de Calasanz, olía a nauseabunda la novela de Goytisolo Reivindicación del conde don Julián. Allí flotaban las orinas y defecaciones sobre las páginas más bellas de la historia de España, Allí colgaban las masturbaciones, sodomías, violaciones y homosexualidades más horrendas sobre los mitos de España, entre quienes no podía faltar Isabel la Católica. El traidor conde don Julián, gobernador de Ceuta, que favoreció la conquista de la península por los árabes, es reivindicado por Goytisolo. Cuenta que el último rey godo don Rodrigo violó a una hija suya, camarera del rey en la corte de Toledo, quien con alfiler de oro le curaba la sarna.  Florinda perdió su flor según dice el romancero, por lo que desde entonces para el autor de cogote inflexible todas las perversiones contra los símbolos españoles están justificadas. Y los fluidos escatológicos y sexuales chorreaban aquella mañana su animalidad impúdica sobre el ‘sancta sanctorum’ de la universidad del Cardenal Cisneros, fundada bajo bula del papa Alejandro VI. El hombre que se autoexilió a Marruecos por su odio insuperable a España, ese pueblo bárbaro que doblega a pueblos culturalmente superiores como a los árabes, a los indígenas americanos y a los franceses, ese hombre, digo, es traído de su autoexilio para ser premiado por el pueblo ‘bárbaro’.



     Este es un país de imbéciles. Eso creía, hoy pienso que este es un país de malvados. ¿Quiénes han sido los malvados que han metido el cogote de Goytisolo en el Paraninfo de Alcalá? Yo contesto: Son los mismos que han metido el cogote de Rodrigo Rato en el coche policial. Es la misma izquierda que mete a los suyos en los premios y a sus adversarios en los calabozos. Son los que no buscan la justicia ni para el premio ni para el castigo, ni para los suyos ni para los otros, y se precipitan de un lado y de otro, llevados de sus ansias irrefrenables. Es la misma izquierda que no gana nada en las urnas y al llegar las elecciones sus cloacas policiales meten a quien tienen que meter en los coches policiales, como antes metieron lo que tuvieron que meter en los trenes de cercanías.      



José César Álvarez

                                                josecesaralvarez.com

Puerta de Madrid, 2.5.2015