Ser o no ser, esa es la cuestión
Esta es la frase
más famosa de la literatura universal, principio del conocido soliloquio de
Hamlet. Nosotros quizás queramos compararla en fama con la de “En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero
acordarme…”, la cual es principio de
nuestra primera obra literaria. Aunque don Quijote se echó al campo “una mañana
de Julio”, con Hamlet nos metimos en este ferruginoso Julio, que es el de siempre,
el de los incendios, el del Tour de Francia, el de los sanfermines, el de los
aires acondicionados y el de los helados de sabores que no cesan. Como no han cesado
los teatros ni las series de penaltis de este mundo empatado.
La oportunidad de este título nos la
ha brindado el Hamlet en la versión y dirección de Miguel del Arco, que se
representó dos veces en el Teatro Salón Cervantes el último día de junio y
primero de julio, como a caballo fue escrita la obra entre el siglo XVI y XVII,
como a caballo es el “ser o no ser” existencial de su protagonista. Fue una
versión amable, sin convulsiones, lejos de las atormentadas versiones de que
venimos. Los cinco clásicos actos se suceden con transiciones dulcificadas,
elipsis agradecidas y un juego ingenioso de cortinas que a la vez son pantallas
mágicas de luminotecnia. Del patetismo de la tragedia se pasa a la jocundia de
la comedia, sin perder la esencia. Israel Elejalde, el actor protagonista,
junto con sus compañeros, no declama, dice con precisión, y no hay atisbo de
divismo en sus ademanes. Podría discutirse alguna valiente incorporación, pero
pesa más el todo, ese Hamlet de un tirón, confitado y desespinado, que fue un
placer degustar.
Ser o no ser, esa
es la cuestión que debe abordar España para ser gobierno y no ser un gobierno
en funciones. España necesita un gobierno que sea. España debe pasar del no ser
al ser. Pero es compromiso de España, no de Rajoy. La urgencia de un gobierno
es de responsabilidad nacional y empeño
de todos. Porque si nos mantenemos en el no-ser, en el veto continuado, vamos a
la vergüenza nacional y a la mayoría absoluta del PP en una tercera
convocatoria a las urnas. La tendencia prioritaria de un país merece el
respeto, sin exigir la devoción.
El príncipe
Hamlet de Dinamarca representa la conciencia universal. Su tío Claudio vertió veneno
en el oído de su padre cuando dormía en el jardín y le usurpó el reino y la
mujer, su madre. Hamlet urde la venganza para alcanzar la dignidad. En la
parodia nacional, el veneno por el oído va a en forma de palabra hablada. “No
podemos apoyarr a Rajoy en el Congreso, ni menos sus medidas nefastas” dirá al
unísono toda la oposición. Al final, admitirán la abstención a cambio de que
Rajoy acepte sus medidas, las ‘buenas’, las zapateriles. Querrán que los que
ganaron ejecuten las medidas más ideológicas de los que perdieron. El PP
lógicamente habrá de negarse de cara a su electorado. Entonces volveremos a la
tercera convocatoria de elecciones, y los que perdieron volverán a echar la
culpa a Rajoy. Pero como el pueblo no es tonto, Rajoy volverá a salir
reforzado. De momento, seguiremos entre el ser y el no-ser.
“¿Somos o no
somos?” se preguntará ‘SOMOS Alcalá’, la marca blanca de PODEMOS, que en las
elecciones del 26-J ha obtenido en Alcalá 21.001 votos, que son 431 menos que
en el 20-D, cuando su perspectiva de fusión con IU, no sólo contemplaba la suma
sino la multiplicación. Pero fue resta, fue no-ser. Porque la suma, ‘el ser’ se
lo llevaron el PP con +3.110 (total 34.037 votos) y el PSOE con +276 (total
22.524 votos). En la cuesta descendente del no-ser se coloca ‘Ciudadanos’ de Alcalá
con -1.993 votos (total: 17.768 votos).
Los vecinos de la Plaza de España de Alcalá de
Henares —antigua plaza de toros—, oyeron decir a SOMOS de Alcalá que aquel era
territorio suyo y que cambiarían su nombre por ‘Plaza del Pueblo’. Ese es el
tópico marxista tan viejo y repetitivo que ya se oye y no se escucha, es
tabarra monocorde y cansina, pero inútil. ¿Son normales aquellos a quienes les
da erisipela el sólo nombre del país? En un restaurante del que dicen que es su
terreno encargaron una cena de 250 comensales para celebrar su gran éxito el
día 26 de junio. Sólo cumplieron su compromiso 50. Los demás debieron quedar
desganados ante el resultado. El restaurante hubo de quedarse con los
excedentes de jamón de Jabugo y el marisco de Isla Cristina, productos del
pueblo.
La armonía
arquitectónica se dio cita en el patio de Santo Tomás de Villanueva, cuando
comenzaron sus obras en 1617 bajo la traza de Gómez de Mora. Se suceden tres
pisos: los dos primeros en el orden toscano con arcos de medio punto, y el superior
de orden corintio de arcos rebajados. La armonía musical de ‘Clásicos en
Alcalá’ se dio cita en dicho lugar sucediéndose en esta ocasión la espléndida
armonía de tres espléndidos pisos de orgullo alcalaíno: La Banda Sinfónica Complutense, la
orquesta ‘Ciudad de Alcalá’ y la ‘Schola Cantorum’, sin olvidar, claro, el acto
estelar de la Gala Lírica
Operastudio.
Felicitamos a
Carmen Cerezo Monsó, alcalaína de pura cepa, porque el día 12 se sucederán en
ella noventa julios de armonía, por poetisa, soprano, directora de coro y buena
gente. Es el triunfo del ser.
José César Álvarez
Puerta de Madrid, 937.2016
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