Romance del Cristo de la pedrada
(Crónica de un autobús)
Un cordón umbilical de Alcalá a Madrid
llegaba, iba y venía de Alenza desde los tiempos de Wamba. Era la Continental quien nos
metía en su panza, quien nos llevaba y traía de la capital de España. Si
completaban asientos, el pasillo siempre estaba para fundirse de pie con el
humo a bocanadas y los vaivenes del firme y el cobrador que pasaba. Eran Setras y Mercedes y los llamaban ‘el Lancia’, porque fueron los primeros de
Mayor y de dos plantas. ¡Qué emoción de temblequeo sobre la parte más alta!
Quedó querencia de buses en su sitio de la plaza, de cuando Julián Huguet los
motores calentaba, arrastrando la primera y explotando la mañana.
Hubo estación en Libreros de la que sólo
es nostalgia, que a la calle de Brihuega para siempre nos echaran, Y a la calle
echan a todos en esa calle malvada. Echan humos a vecinos de las narices
ahumadas, echaron a la peseta, echaron al que cobraba, echaron a taquilleras y a coches que
estacionaban, a la
Continental-Auto echaron y vino ALSA. ¡Arsa! la que armaron
cuando ya no había máquina que condujera los buses, por lo que echaron en falta
el echar a conductores que sus cuentas mejoraran. Y de echar echaron mano a las
cuentas de su paga, y se han echado a la huelga y se ha armado la tangana,
descansando las narices que quedaron afectadas y enojados los viajeros que
rugen en las paradas, que pagan con su billete y pagan la inocentada, que se apiñan
en pasillos, como en los días de marras, resguardados de las piedras que llegan
a las ventanas.
Los ediles concentrados no le encuentran
alternancia a la calle de Brihuega, una vergüenza sin tasa, un servicio a la
intemperie y una calle reocupada, con viajeros entre ruedas, con esperas sin
bancada, con vecinos asfixiados y concejales sin garra: los más dan la puta
calle, otros dan tejacabana en el antiguo ferial de la inútil explanada.
Dos polos tiene mi cuerda: uno la calle
citada, el otro Madrid-América, uno sale de una caca y arriba al emporio fausto
de una ciudad renovada. Los ediles de Alcalá de estación pasaron página ,
mientras los viajeros sueñan con una estación de hadas, donde una voz microfónica
por megafonía hablara: “Señores viajeros”, y ‘ero’,‘ero’, ‘ero’ retumbara sobre
la festiva cúpula de la estación ensoñada. Dos polos tiene mi cuerda, dos pelos
tiene mi barba, dos polos de punta a punta, que nunca se tocan nada.
Ay, la calle de Brihuega, la línea centro de ALSA, principio y fin de una línea de umbilical cordonada que también une con Torres, Dagamzo, Meco, Camarma, Algete, Zulema, Hueros, Ajalvir, Guadalajara… Un cordón roto que unía y ya no le da la gana. En tiempos de la peseta nunca te pasaba nada. Hubo más humos que nunca, el Consorcio no mandaba, pagaban los jubilados y nunca pasaba nada, salvo los lobos de noche que al conductor asaltaban.
Ahora hay lobos por el día que la toman a
pedradas, desde el puente Canillejas a Iván le rompen la cara. Es Iván un
conductor que lleva un coche de ALSA, le entró de frente la piedra y cortaron
su mirada. O cumple servicios mínimos o Iván es de libre andada, que esquiroles
sois vosotros, los que presentan batalla y fuerzan la libertad, los traidores a
mansalva, los que queman convivencia y lo que tocan arrasan, piquetes que
picotean los cimientos de una casa, que te funden el puchero y zarandean tu
cama, y te niegan lo que han hecho en tus mismísimas barbas. Volantistas levantiscos,
maniobra temeraria, que vais hablando con otro y exigís la intemerata.
Ahora ya lo sé, lo sé: que la empresa negociaba
por seguridad de todos reduciros la jornada, y que el sueldo requería una merma
equilibrada por reconversión de tiempos y operativos en danza. Ahí estabais
negociando correctamente a dos bandas, hasta que vosotros mismos habéis roto la
baraja, al ir a por los vehículos y lanzarles la pedrada. La pedrada ha
rebotado contra vuestra propia entraña: haabéis roto muchas lunas contra
viajeros en marcha, habéis pinchado las ruedas, chafarrinado pintadas. Ya no
sois dignos de entrar en vuestra antigua morada: pegasteis a vuestros coches y
pegasteis al que os paga. ¿Cómo volver ante jefes y clientes, con qué cara?
Eran tres patas de un banco, ya sólo quedan dos patas. Dejad la calle Brihuega
que la tenéis bloqueada, es para el transporte público, no para cosas privadas.
Nos hemos ido a la RENFE, le hemos cogido la
tranca. Adiós, la calle Brihuega;
adiós, lobos; adiós, ALSA. Ya
sólo queda la empresa, ya sólo queda una pata.
A Iván le hicisteis un cristo al pie de
Semana Santa, y es Iván ya nuestro Cristo, el Cristo de la pedrada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario