jueves, 21 de junio de 2012

Alcalocos

     Suena a ‘Alcalocos’ ese ‘Alcalow Cost’ del final de la semana última, y es de ‘alcalocos’ ese perverso anglicismo que puede perdonarse un día al año. Es de ‘alcalocos’ este bullicio de gente, ese torbellino que se superpone y se mezcla, este revuelo buscado para combatir ese bache largo, esta atonía y agonía comercial. Y es de ‘alcalocos’, creo, criticar  este ‘alcaloco’ esfuerzo contra la ‘alcaloca’ crisis.

     Se ha criticado que a la vitola turística y cultural desde la que se ha venido vendiendo Alcalá, se le haya agregado ahora un carácter comercial de saldos y rebajas. Ello me ha hecho recordar el discurso que Camilo José Cela pronunció en 1957 con motivo de su ingreso en la Real Academia sobre la literatura del pintor Gutiérrez Solana. Al Solana pintor le presentaba en sociedad como escritor, y, dada la incomprensión, escribía Cela: “España es un país tan pobre que no da para que puedan tenerse dos ideas sobre una misma persona”. La España de Solana era rica desde la perspectiva pictórica y literaria, la que era pobre era la mirada que recibía, restrictiva, ya encasillada.

     Que Alcalá haya abierto sus museos y a la vez su comercio, o viceversa, para los traídos y atraídos a la ciudad, no supone ninguna bipolaridad traumática o insuperable. Todo es más normal. Lo que resulta insuperable es si nuestros visitantes vinieron sin blanca en el bolsillo.

     Es de ‘alcalocos’ este junio pujante e impetuoso. Porque al ‘Alcalow Cost’ de su partida, le sucede el siguiente sábado de la ‘Noche en Blanco’ y después los ‘Clásicos de Alcalá’ nada menos.

     El dicho español de “pasar la noche en blanco” con que denominamos a tan ‘alcaloca’ noche cultural, viene de una lejana tradición. Quienes iban a ser armados caballeros y querían ingresar en ciertas Órdenes de Caballería o Militares, debían pasar la noche anterior velando sus armas, revestidos de una túnica blanca, como los neófitos de la Iglesia, símbolo de inocencia y pureza. Esas eran las genuinas noches blancas: una víspera de aguerridas ilusiones, toda una noche en pie, firme. Nada que ver con nuestra ‘Noche en Blanco’, que se espera sea tan inmensa como la precedente, pero que será fiesta, no víspera; y no será de cuerpos enhiestos, sino de culos pegados y mullidos.

     Pero la más famosa noche en blanco fue la de don Quijote cuando veló sus armas en el patio de un castillo que era el patio de una venta. De ahí que la ‘Noche en Blanco’ alcalaína tenga las resonancias ‘alcalocas’ del Quijote.

     ‘No tener blanca’ es otro dicho español. La blanca era una moneda de vellón que en tiempos de Felipe II valía medio maravedí, poca cosa. Y precisamente “la blanca” sale en el mismo pasaje de la ‘noche en blanco’ del Quijote. El ventero “preguntóle si traía dineros. Respondióle don Quijote que no traía blanca porque él nunca había leído en las historias de los caballeros andantes que ninguno los hubiese traído. A esto dijo el ventero que se engañaba…que, aunque no se escribiera por ser cosa clara… llevaban bien herradas las bolsas por lo que pudiera sucederles”.

     En este junio “alcaloco” y pujante hay que seguir el consejo del ventero, y no se puede ir por ahí, caballero andante y sin blanca. Sin la blanca de la banca y de la Bankia.

     Por otra parte, Alcalá no es tan pobre que no dé para dos personalidades, que las tiene de lejos: la comercial, desarrollada a lo largo del soportal de la calle Mayor, la vieja judería, dicho sea sin un ápice peyorativo, y la cultural, que rebosa de los Cervantes, los Cisneros y los Complutos, la triple ‘C’ ’de los hitos ‘alcalocos’ que nos precedieron.

                                                        José César Álvarez
        Puerta de Madrid, 9.6.2012                                                       

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