viernes, 27 de diciembre de 2013


Altos y bajos de las ‘alcalás’ que son

     ‘Alcalá’ es palabra árabe que quiere decir ‘el castillo’. Los españoles expulsamos a los moros de España, pero les dimos amnistía a sus nombres y topónimos. Por eso hay catorce pueblos con el nombre de Alcalá. Las ‘alcalás’ empezaron en un alto defensivo y desde allí rodaron al llano de su cotidianidad, ya sin los vértigos de sus bajadas ni las taquicardias de sus remontes. Rodaron alcalaínos, alcalareños, alcalaeños y alcalaeros. Que en los gentilicios que se dieron ya difieren los de un Alcalá u otro.

     Los de ALCALÁ  LA  REAL, de Jaén, son alcalaínos, y su alto se denomina La Mota y sus bajos El Llanillo. El castillo y la Colegiat están encaramados en el alto que flanqueaba los accesos a Granada. Ya no hay nada que defender y los del Llanillo miran hacia arriba su altiva monumentalidad colgada.

     Mari Carmen Aguilera es una maestra que del Llanillo de Alcalá la Real fue a dar sus clases a un colegio público de Alcalá de Henares, y que en las fiestas navideñas de ahora se vuelve a la Real. Es una doble alcalaína de viene y va como la Nochebuena, y tiene allí su casa familiar, cerca de  la calle Bordador, que es la calle de Martínez Montañés, el genial imaginero de la Escuela Sevillana al que relacionaron con la autoría del Cristo Universitario de los Doctrinos de Alcalá de Henares. Pero la insistencia en la autoría de Domingo Beltrán de Otazu, discípulo de Miguel Ángel, se ha impuesto. Por lo que el Cristo de las serenidades complutenses sevillanas se ha alejado de esa condición de doble alcalaíno, como la que ostenta indiscutiblemente Mari Carmen del Llanillo.           

     ALCALÁ DE GUADAIRA a quince quilómetros de Sevilla, fija su altura en las almenas de su fortaleza almohade sobre la plataforma mesetaria de Los Alcores. Pero las altas almenas de sus conquistas sociales tampoco sirvieron para defender  a los que abajo pudieron llegar a morirse por intoxicación. Tres alcalareños, que no alcalaínos –padre, madre e hija–, han desplegado por todo el país su muerte prenavideña como negros adalides de una mesa precaria y de una anunciada navidad pobre de turrones caducados. El río Guadaira, que desde hace poco es Guadaíra, llora inerme en la depresión de Los Alcores su inevitable pendiente de fluídas resignaciones.

 

Castillo almohade de Alcalá de Guadaíra, donde las altas almenas de sus conquistas sociales no sirvieron para defender  a los tres alcalareños que abajo murieron por intoxicación, como un anuncio prenavideño de mesa pobre.


 
     Los alcalaeros de ALCALÁ DE LA SELVA  de Teruel siguen colgados  en un picacho de la sierra de Gúdar, a 1404 metros de altitud. Ocupan una ladera del monte, con calles tortuosamente empinadas. Ellos siguen siendo fieles al alma empinada de todas las ‘alcalás’ que fueron. A su castillo subió O’Donnell en 1840 para expulsar a los carlistas allí fortificados durante cinco años. Abajo, al pie de un peñasco transcurre ruidoso el río Valbona.

          Los de ALCALÁ DE HENARES se llaman alcalaínos y su alto se llamaba Qal’at’Abd al Salam, que ahora dicen Alcalá la Vieja, los vestigios de una ciudadela musulmana situada en el cerro del Ecce Homo, cuya torre albarrana, al otro lado del río, se mantiene en pie. Su muralla tuvo ocho torreones, con restos de tres de ellos, así como de sus silos y aljibe. Su llano fue santiustino, de su denominación Alcalá de Santiuste, debido a que la población se extendió en torno al templo de las reliquias de los Santos Justo y Pastor. Pero la denominación de Alcalá, la de los montes, rodó al llano de manera preeminente. Ese llano pudo ser Santiuste, pero sólo lo fue apelativamente.
 


 La torre albarrana de los vestigios de Alcalá la Vieja, cuya denominación árabe rodó desde el cerro del Ecce Homo para imponerse sobre el llano santiustino.


          Este llano santiustino era un valle de charcas y humedales, al que San Vicente Ferrer, de paso, hizo referencia cuando vino a misionar aquí, increpando a la villa de esta manera: “¡Puteum iniquitatis!”, pozo de ignominia. Los santiustinos que lo pudieron ser no se ponían nerviosos, y, poco a poco, calmosamente, fueron taponando de escombro el canal de inmundicias de la plaza del Mercado, hoy de Cervantes, muladar de ignominia maloliente que serpenteaba por la abertura de la hoy calle Trinidad para buscar el río.

     Los alcalaínos de Alcalá de Henares tienen hoy una plaza que no la conocería ni San Vicente Ferrer que volviera. Delante de la escultura que hicieron a un alcalaíno, que no alcalareño, colocaron cuatro terreros de jardín como cuatro huertos de rosales. Y a la espalda de la estatua dos terreros mayores como huertas de flores de colores. Lo cual reduce considerablemente la capacidad de su hermosa plaza, ahora atascada de zoco navideño, y tenderetes de fiesta, de pista de hielo y de tren infantil, lo que reduce la movilidad y maniobra los andantes y usuarios. Resulta una plaza incómoda y atestada. Pero nadie de estos alcalaínos se ha decidido a eliminar definitivamente algún terrero para buscar la comodidad perdida hace tiempo en su plaza.

     Los alcalaínos de Alcalá de Henares no han podido extirpar la humedad de los bajos de sus casas, pero taponaron hace tiempo sus aguas malsanas, y hoy se jactan de la vista de su plaza aunque no quepan. Han sido, en verdad, muchos siglos de ignominia, alineada y pingante, que ahora quieren compensar con la alineación constante y perfumada de sus crecidos rosales. Es la historia secreta de su llano.


NOMBRES DE ‘ALCALÁ’, Provincia, gentilicio
Poblaciones de España:
Alcalá de Henares, Madrid, complutense o alcalaíno.
Alcalá de Chivert, Castellón, chivertense o alcalaíno.
Alcalá de Ebro, Zaragoza, alcalaíno.
Alcalá de Guadaíra, Sevilla, alcalareño o panadero.
Alcalá de Gurrea, Huesca, alcalaíno.
Alcalá de Moncayo,  Zaragoza, alcalaíno o alcalero.
Alcalá del Júcar, Albacete, alcalaeño.
Alcalá del Río, Sevilla, alcalareño.
Alcalá del Valle, Cádiz, alcalareño.
Alcalá de la Selva, Teruel, alcalaero.
Alcalá de la Vega, Cuenca, alcaleño.
Alcalá de los Gazules, Cádiz, alcalaíno.
Alcalá la Real, Jaén, alcalaíno.
Alcalá, pedanía de Guía de Isora, Tenerife, alcalanero.
De Colombia:
  • Alcalá , en el Valle del Cauca, alcalaíno.
De Filipinas:
  • Alcalá de Cagayán.
  • Alcalá de Pangasinán.


 
                              José César Álvarez                                                                                                 www.josecesaralvarez.com

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