sábado, 25 de enero de 2014


El 14

     El 14 es el nuevo año al que mi amigo Antero Briega no pudo llegar. Le hubiera gustado tocar su madera como burladero de salvación de ese toro del 13 al que tanto miedo le tuvo, astifino y traicionero, que le pilló frente a las talanqueras de la barrera del 14, a donde iba ya a meterse. Un recorte más y lo tenía. Marrana faena.




Cayó un alcalaíno del rocoso soportal que nos doblega, Antero Briega,
a quien dedico este artículo sobre “el 14”, el año al que no pudo llegar.
 
     Era Antero buen olfateador de las primeras tintadas de PUERTA, y se topaba contigo por la calle para anunciarte tu artículo, panecillo todavía crujiente, y, cálido de complicidad, te anunciaba: “Te han colocado en la derecha”. Lo cual decía refiriéndose a la geografía de esta semanal emborradura, la mía, claro. Tanta era la importancia que daba a esta geografía de la página, que un día que caí en la de la izquierda le dije, relativizando su dogma: “¿Sabes, Antero? En la derecha van los que necesitan ayuda para ser leídos.” Y en otra ocasión le dije remedando a Azaña: “Yo soy de donde caiga.” 

     Pero esa caída anunciada de Azaña fue una borronadura más gruesa, como la tuya, Antero. Tú caías del bombo de la vida un día veintidós de diciembre, caías lentamente entre las letanías cantadas por las voces blancas de los niños de San Ildefonso, los cantos profanos de tu mañana sagrada. Te juro, Antero, que los niños de San Ildefonso no desafinaron nunca tanto como el día de tu día, la soleada mañana de tu caída a pulso. Los cantores desafinan siempre sin saber por qué. Era por tu suerte cochina.

     Hoy, sí, hoy pido la página derecha para mi amigo Antero que viene conmigo en mi columna y estará conmigo hasta el final. Tenemos que cumplimentar, tú y yo, el título pactado más arriba. Va sobre el guarismo 14, el año que vas a tocar porque no tocaste.
    
     Entrando en el alma de ese número, dicen que representa la austeridad y la justicia. De la austeridad ya venimos entrenados, sería más de lo mismo, pero de la Justicia no tenemos asiento ni garantía. ¿Será porque caerán las sentencias de los corruptos? ¿Será porque al fin se revisará el mayor atentado terrorista de la historia de Europa, el 11-M, cuyo juicio ha resultado ser la milonga más grande de la Injusticia Española? No me paso, Antero, no me paso. El propio juez, en ‘petit comité’ dijo que España no estaba preparada para conocer la verdad del 11-M. ¿Lo ‘estará’ en el 14, donde se cumple el décimo aniversario? Es el 11.M una manzana pocha de la banasta judicial que hay que evacuar con urgencia.
    
     Es el 14, sabes, un número de contrastes totales. Lleva el 14 los clarines jubilosos de tu quiniela plena de aciertos, a la vez que el 14 es el día de boca de lobo de la II República, atufado de los humos más sacrílegos de tu bendita Alcalá y de tu querida España. ¿Qué tendrá este año 14 que atisbamos? ¿Ganarán los júbilos o ganarán los humos en esta España contradictoria, de cuyo nombre no puede acordarse una parte?

     Es el año 14, sabes, un año de misterios que envuelven al alcalaíno Cervantes, tu paisano, cuyo enigma nos ocupa. En 1614 se publicó en Tarragona el ‘Segundo tomo” de la falsa Segunda Parte del Quijote, firmado por Alonso Fernández de Avellaneda. Fue una faena comercial. Se adelantaba así el impostor a un producto ya publicitado en la primera parte, lo que ocurre hoy, tú lo sabes, con las falsificaciones de firmas de zapatos y de bolsos. Lo que pasa es que el Quijote era mucho más que un objeto bello, era una obra literaria genial y única.



 El Quijote de Avellaneda cumple cuatrocientos

años de enigma en este enigmático año 14.

  
     Creíamos que el enigma del autor que se ocultaba bajo el pseudónimo de Avellaneda estaba resuelto a favor de Jerónimo de Pasamonte y como cumbre de una larga lista. Pero han surgido después nuevos autores tapados que parecen anular sus argumentos, ahora a favor de Liñán de Riaza y de Suárez de Figueroa. Este último crece como sospechoso, por causa de los análisis léxicos comparativos y por su supuesta venganza por haber sido interpuesto Cervantes como asistente, cerca del conde de Lemos, al acto de posesión del virreinato de Nápoles. Y en esa obra, sobre todo en el prólogo, quieren siempre ver la mano de su enemigo Lope de Vega. Y por si todo esto parece poco lío, están los que dicen que el autor del Quijote apócrifo es el propio Cervantes, maestro urdidor de misterios sin tregua. Como quiera que sea, hemos registrado ese año 14, que ahora cumple su cuarto centenario,  como año de trama misteriosa y urdimbre enigmática. Y las efemérides, dicen, transmiten sus vahos.

     Los dos aniversarios de este 14 llevan clavado un enigma de autor: el del falso Quijote de 1614, y el del falso 11-M de 2004, aunque de contenidos incomparables. Leo en una valoración de la Numorología que el 14 es un cuatro alzado que representa la plenitud por ser ‘el 4 por 4’ el ritmo más perfecto y la orientación de los puntos cardinales. Es, pues, el marco ideal para resolver enigmas.

     Pero para plenitud la tuya, Antero, que es en la que creo.
          

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     “Los dos aniversarios de este 14 llevan clavado un enigma

 de autor: el del falso Quijote de 1614, y el del falso 11-M de 2004
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José César Álvarez
                                                                  www.josecesaralvarez.com

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