NICOLÁS
S. Nicolás de Tolentino, plafón en mosaico en Sevilla
Los nombres arrastran aromas o tufos, eufonías o connotaciones, y Nicolás es un nombre que despierta simpatías. Nicolás es nombre que va prendido a la historia de Alcalá por varias costuras. El Hospital de Estudiantes de San Lucas y San Nicolás para estudiantes pobres y enfermos fue una fundación del Cardenal Cisneros del año 1513. Estuvo en la calle de Los Carros, calle que hoy lleva precisamente la de Cardenal Cisneros, y fue trasladada en 1540 a la que es hoy casa-palacio en la plaza Atilano Casado, en cuya puerta principal de medio punto, flanqueada por columnas, exhibe sendos medallones laterales dedicados a sus refundadores, al Maestro Angulo, a la izquierda; y al Doctor Valladares, a la derecha. El primero como constructor, el segundo como cedente.
Antiguo hospital de estudiantes de San Lucas y San Nicolás
Porque en la inscripción del centro, protegida por el vuelo del balcón hay una leyenda en que nombra a Nicolás, a quien seguimos su rastro. Dice así: "ANO 1573 D D LUCAE EVANGELISTAE ET NICOLAO PONTIF AEGROTANTIUM INDIGENTIUMQUE PATRONIS" (…a nuestros patronos de enfermos y de necesitados Lucas Evangelista y Nicolás Pontífice)
Así que ahí están
servidos en dúo Lucas y Nicolás como pareja de hecho. No es un dúo natural. Los
dúos cantan juntos, como lo hicieron Justo y Pástor, Justa y Rufina, Cosme y
Damián. Pero estos ‘patronos’ pertenecen a épocas y rollos distintos. Pero
¿quién es ese “Nicolás pontífice, patrón de indigentes”? San Lucas, está claro,
es patrón de los enfermos por ser médico. Pero, ¿Nicolás? ¿Por qué la leyenda
no antepone S. S de Santos ambos y antepone D D (Dominis)? ¿Están pensando los
lapidarios en otro Nicolás?
Hay un San
Nicolás universal del siglo IV, patrono del mundo ortodoxo de Rusia, Grecia y
Turquía, que fue obispo y que fue el origen de Papá Noel y Santa Claus en el
mundo anglosajón. Se le llama “de Bari” en Occidente. Es este un San Nicolás al
que hicieron gordito y bonachón, y va a Holanda todas las navidades desde una
legendaria España en que carga de regalos. Hay un San Nicolás papa en el siglo
noveno, el que destituye a Focio como patriarca de Constantinopla, metido en
líos de autoridad papal y cisma. Es pontífice, pero no canta entre los
menesterosos. Hay otro papa muy conocido, Nicolás V, el del Renacimiento. Pero
nada que ver aquí.
Hay, sin embargo, un San Nicolás de Tolentino del siglo XIV, que ese sí es patrón de menesterosos y de cantidad de pueblos españoles. Ese es el San Nicolás del Puerto, el pueblo natal de San diego de Alcalá, cuya cuna le impacta. Hasta tienen ambos sendos milagros de panes. Es este el San Nicolás, cuya devoción y advocación llevaron los españoles a tierras de América. Fue agustino ermitaño, mas nunca fue pontífice. Pero este es el único al que le cabe el título que reza la leyenda frontal de la casa-palacio del Marqués de Morante, la decimonónica casa que aspira a ser decimonónica pinacoteca de los Madrazo.
Este es también quien
dio nombre al Colegio convento de
Agustinos descalzos recoletos San Nicolás de Tolentino de la calle de
Santiago, hoy ‘Juanas’, desde que en 1884 fuera ocupado por ellas, las Siervas Franciscanas de San Juan de la Penitencia, provenientes
de la calle de San Juan. Cuando llegaron al convento de los frailes salidos,
les había salido en la huerta una plaza de toros, la primera del lugar, que
hubo de salir.
El ‘pequeño
Nicolás’ no sabrá si es Tolentino, aunque conozca a Moratinos, que es muy
parecido, pero me pega más que sea de San Nicolás de Bari, no sólo por las
copas que le hacen pagar sus amigos gorrones, sino porque al santo melifluo y
bonachón le representan con tres monedas de oro en las manos.
Nicolás Maduro es
otra cosa. Este tiene petróleo y eufonías de pajaritos, pero no tiene santos ni
papas. Las eufonías de su nombre se desangran por las calles de Caracas. Sus
nicolases son raudales de miseria y de mentira. Me llega de fondo la televisión
de los bolívares emergentes, a quienes les gritan las ‘prosperidades y
libertades’ de su patrocinador. Es la tertulia de los gritos que avisan contra
los gritos increíbles del tirano Nicolás.
José César Álvarez
Puerta de Madrid, 1.3.2015
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