viernes, 20 de marzo de 2015

Réplica cervantina







Réplica al ataque al patrimonio cultural de Alcalá



“No se puede asaltar un cervantismo de tres siglos con triple botín: Cervantes, el Quijote y La Mancha”
    

    (Contesto al artículo de César Brandáriz en ‘Diario ABC’ del pasado 1-3-2015, donde no fue admitida esta réplica)



     Las imprecisiones en el arrastre del tiempo y en las señas del entorno novelado en una época que carecía de DNI, de fotos y prontuarios, no justifica reescribir la historia y la geografía para, ahora anteponer  a tiempos pretéritos un entorno flamante y sin fallas. A la invención constructiva le sigue ahora la reinvención destructiva. Lo cual me parece grave, porque se trata de tumbar, primero, el patrimonio acendrado que hemos elaborado. Es el espíritu cainita del español, el cual se adivina en esta frase: “no existe, por más que sorprenda, ningún solo documento no manipulado que pruebe el supuesto nacimiento (de Cervantes) en la gran ciudad del Henares”. No es que la afirmación “sorprenda”, es que conmociona, torpedea y pretende volcar todo un acervo intelectual  que recibe el nombre de ‘cervantismo’, en cuyo seno, por una u otra de las razones allí esgrimidas, deben sentirse agraviados los eruditos de la ‘manipulación’ Martín Sarmiento, Gregorio Mayáns, Vicente de los Ríos, Francisco Navarrete, Juan Antonio Pellicer, Ramón León Máinez, Cristóbal Pérez Pastor, Francisco Rodríguez Marín, Francisco Navarro y Ledesma, Narciso Alonso Cortés, Luis Astrana Marín, Martín de Riquer, Canavaggio, Rey Hazas… Es decir, que si nos creemos lo que allí se dice hemos de asistir a la voladura de tres siglos de fecundo cervantismo acumulado.


     La primicia de Alcalá de Henares


     Todo ha sido mentira. Hemos asistido en este país a una sarta de personajes enajenados, de prestigio hilarante y supuesto. Es mentira la partida de Bautismo de Cervantes en Alcalá de Henares, junto a la de sus hermanos en el mismo Libro. Es mentira el pedimento encontrado y comentado por el exquisito Pérez Pastor, donde  de su pluma y letra dice ser Cervantes “natural de Alcalá de Henares”. Es falsa toda la abundante documentación de los Padres Redentores de la Orden Trinitaria que le liberan de Argel. Es falsa la primicia del feliz hallazgo de Martín Sarmiento en el libro de Haedo (1612), escrito en Argel por Antonio de Sosa y otros cautivos que aquilatan el origen de Cervantes. Es falso también que el Cervantes de Lepanto, de Argel y del Quijote sea el mismo. Y es falso que el Cervantes alcalaíno sea Saavedra, pues es un Cervantes Cortinas que nace en 1547, que es ‘otro’, porque el Cervantes ‘fetén’ nace en 1549,  por capricho de los que quieren que sea “otro”.

     Ante este paisaje de desolación, ante este monumento a la falsedad que quieren convertir a Alcalá de Henares, sólo, si me lo permiten, voy a recuperar aquí dos momentos. De nada sirve polemizar con quien es autor de semejante ‘cervanticidio’. Nada que decir. Nada que objetar, por otra parte, ante quien deslumbra con tan brillantes y abundantes documentos en su favor, y donde no puede haber manipulación porque no hay soporte

     1) La Galatea, primera novela

     Sólo con un fondo de mala intención, ausente de rigor intelectual, puede citarse la parte que interesa, dejando en silencio lo que no interesa e interpretar después por libre. Cuando se cita a Damón sin mencionar a Tirsi no es decente. Tirsi y Damón son pareja inseparable entre los personajes de La Galatea, primera novela de Cervantes, donde en su alegoría pastoril retrata a sus amigos poetas y maestros Francisco de Figueroa y Pedro Laínez, “quien en las montañas de León tiene su origen”; mientras que el primero es alcalaíno, “complutense”, como también lo es la pastora Teolinda que narra por boca del autor el paseo de los pastores poetas por las riberas de “nuestro” Henares, en cuya “aldea” –Alcalá– convivieron algún tiempo los tres amigos poetas: Figueroa, Lainez –con sus pastoras– y Cervantes, todo ello allí expresado en lenguaje idílico pastoril.

      Es cochura del autor del artículo que Damón es 

un ‘alter ego’ del Quijote cuando en la novela 

intercalada del Cautivo, donde busca sus 

pretensiones sólo se dice que En un lugar de las 

montañas de León tuvo principio mi linaje.  

Señala con imprecisión el linaje,  el topónimo (?) 

que da origen al apellido, todo lo demás es 

invención.


    


     Y ya que estamos en La Galatea, quisiera 

mostrar la portada de la edición ‘princeps’. Esa es 

una prueba objetiva del Cervantes de Alcalá. Hay 

ahí cuatro nombres de varón: el autor, el librero 

Blas de Robles, –padre de Francisco, el que 

publicará sus mejores prosas– y el impresor Juan 

Gracián, tres alcalaínos más un cuarto de aquel 

punto y hora: Acisclo Colona, un noble italiano y 

benefactor que le pagó la imprenta de su obra 

pastoril, al cual Cervantes conoció en la 

Universidad de ‘su pueblo’, a través de su amigo 

alcarreño Gálvez Montalvo, secretario de Acisclo 

en aquel 1585, en que las crónicas relatan que 

acudió Felipe II, de paso a tierras de Soria, para oír 

la disertación del que erahijo de Antonio Colona, 

“aquel sol de la milicia” general de galeras en 

Lepanto. Pero es que el de la fe de erratas, Várez de

Castro, también está en la Universidad, como los 

amigos poetas que abren su obra con sonetos. Y 

 ¿quién traslada el escudo de Colona a la imprenta 

 de la calle de Guadalaxara? 


Todo lo cual demuestra que también Cervantes fue  

vezino de Alcalá, y por encima de los “garabatos” 

de la partida bautismal –a la que los paleógrafos 

tratan con más respeto–, en Alcalá hay que saber 

ver también el clima y la trama cervantina.

      
     2) El prólogo de las Novelas Ejemplares

     Se insiste en que Cervantes nació en 1549 porque así lo dice en el citado Prólogo. Y verdad sería si lo hubiera escrito en 1613, en que va fechado, pero después del 29.9.1613. Contra esta obsesión fija diré que en efecto allí dice tener 64 años y un pico que es “la mano” –que a los cincuenta y cinco de los años gano por nueve y  por la mano–.  Cervantes está aludiendo al juego del mazo. La edad del mazo son los 55, y hubo de escribir el Prólogo a principios de 1612, antes de las Aprobaciones de mediados de ese año, en el que tenía los 64 años cumplidos en 29 de septiembre de 1611 más el pico que dice tener. No hay más misterio. El ‘pico’ hubo de ser de entidad como para mencionarlo. El problema es que no puede hacerse con el retrato que le hizo Juan de Jáuregui porque la casa del pintor en Madrid está cerrada a cal y canto sin que regrese de Sevilla el pintor por causas familiares graves. Al no llegar el retrato, se ve obligado al año siguiente a corregir el prólogo, que antes comenzaba así: Este que veis aquí, de rostro aguileño… y que ahora va a comenzar así:



Quisiera yo, si fuera posible, lector amantísimo, excusarme de escribir este prólogo…

     Es esa la interpolación primera, viene después el retrato que ahora entrecomilla, seguido de otra interpolación que enlaza con el resto del primitivo texto. Pueden diferenciarse en fondo y forma ambos textos, viejo y nuevo. En el primero abunda la primera persona y la minuciosidad personal; en el segundo abunda la tercera persona y la excusa derivada. La referencia a la edad pertenece a la minuciosidad personal del texto primero. La fecha en 14.7.1613 del prólogo y de la dedicatoria al conde de Lemos, que estaba en Nápoles, fue la fecha de un retraso de impresión por causa del retrato esperado, entre otros. También se le retrasó Murcia de la Llana, el inepto corrector de erratas que conoció en el Colegio de la Madre de Dios en Alcalá, cuando dice que corrigió el Quijote I. Esa fecha tardía de 1613 se sobreponía a una edad expresada crípticamente un año antes, verdadera en su momento. Veintisiete días después alcanzaba el privilegio real definitivo. Todo es muy sencillo, ese es el Cervantes alcalaíno que nace en 1547 y que firma su Prólogo enmendado un año después de decir su edad.


     Patrimonio inaudito

     En mi libro La disputada cuna de Cervantes enumero al menos diez lugares pretendientes de la cuna de Cervantes, juntamente con sus razones, y son: Madrid, Lucena, Sevilla, Córdoba, Consuegra, Esquivias, Toledo, Alcázar de San Juan, Arganda del Rey y Cervantes (Zamora). Se trataba de llevarse la cuna del “escritor alegre”. Pero esto es lo nunca visto, las montañas de León tienen pretensiones inauditas sobre un patrimonio inaudito. No se puede asaltar un cervantismo de tres siglos con triple botín: Cervantes, el Quijote Y La Mancha, todo de una tacada. Eso es indigesto, como mínimo. Tratar de robar La Mancha por supuestas trasposiciones ‘leonesas’ de su fauna y flora es convertir en narrador prosaico al creador libérrimo.


JOSÉ CÉSAR ÁLVAREZ

es miembro de la “Institución de Estudios Complutenses”,

premio ‘Ciudad de Alcalá de Henares’ en Narrativa,

y autor de La disputada cuna de Cervantes   

Semanario Puerta de Madrid,

21.3.2015



2 comentarios:

  1. Me parece que todos estos expertos investigan más con el corazón que con los datos.
    Argumentar partiendo de un convencimiento previo es propio de escolásticos o de teólogos. Nada parece tan evidente al profano como unos y otros pretenden. Pero si eso les divierte...

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