domingo, 5 de junio de 2016

Los hijos de Heliodoro Castro



Los hijos de Heliodoro Castro
    
     Me dijo José Félix Huerta que había muerto Antonio Castro Villacañas. Entonces fui y le pisé este trabajo. Me dijo que yo lo tenía que conocer. En efecto, su figura iba unida a un grato recuerdo mío. Allá, en 1972, en la víspera de San Bartolomé, don Antonio ocupaba un destacado lugar en el Paraninfo —cuando el  Paraninfo era sólo un juguete nuestro—, en calidad de mantenedor de los Juegos Florales, dentro de cuya liturgia se entregaban los ‘Premios Ciudad de Alcalá de Henares’. Dichos premios habían comenzado en el año 70 y estuve vinculado a ellos como presentador del acto. Pero aquel año de 1972 me habían concedido el ‘Quijote de oro’ en prosa. Yo no cabía dentro de mí: era mi primer premio literario. Subí a la tribuna en ‘smoking’, como era norma, y leí gran parte de mi ‘Sonatina complutense’, que estaba articulada en tres capítulos: Río, Carretera y Ferrocarril. Me sucedió en la tribuna don Antonio y con una gran capacidad de repentización continuó ampliando la perspectiva lírica por mí esbozada: “He ahí tres líneas separadas, tres modos de ser, tres maneras de transcurrir, tres formas de aventurar, tres puntas para cruzar, tres medios de llegar, tres alientos, tres cuerdas, tres adioses…”  Y allí nos demostró su gran conocimiento y amor a Alcalá. Era hijo firme de su tiempo. Vestía la chaqueta blanca de gala de la Falange.

     Antonio Castro Villacañas había nacido en el año 1925 en Alcalá de Henares. Su padre era maestro nacional. Estudió primaria, bachillerato y la carrera de Derecho en centros públicos de Madrid. Amplió estudios en la Escuela Nacional de Ciencias Políticas de París. Fue profesor de Derecho Administrativo en la Universidad Complutense. Intervino activamente en política desde 1942 hasta 1977. Fue militante y mando nacional del Frente de Juventudes y del SEU hasta 1956. Ejerció la abogacía privada. Desde 1968, fue mando nacional de la Organización Sindical, y llegó a ser Delegado nacional de Prensa y Radio. Por tal razón, fue procurador en Cortes desde 1969 y consejero nacional desde 1974. Propuesto para senador del Reino en 1977, renunció por lealtad a sus principios.
     Ejerció el periodismo político en ‘La Hora’, ‘Juventud’, ‘Arriba’ y ‘Pueblo’, sucesivamente, desde 1945 hasta 1968, con su nombre o con algún seudónimo (Florito, Cañero, Juan de Alcalá, según las secciones y las circunstancias) cuando aquél estaba prohibido. Volvió a ejercerlo en iguales condiciones desde 1977 en ‘El Imparcial’ (como Juan Ruiz) y desde 1981 en ‘El Alcázar’ (como Diego Boscán).Desde 1977 hasta 1990, año en el que se jubila, ejerció en su condición de funcionario público, como inspector general (jurídico) del Ministerio de Obras Públicas.A partir de entonces, colabora en diversas publicaciones, prepara sus memorias y vuelve a la poesía, abandonada en sus años juveniles. Para él la mejor poesía de la lengua española es la ‘Elegía a Ramón Sijé’ de Miguel Hernández..
     Su hermano Demetrio había nacido seis años antes en Huete, a donde estuvo vinculado. Fue doctor en Derecho y periodista, miembro de la División Azul, director fundador y redactor jefe de ‘Arriba’, embajador en Roma, miembro destacado del grupo poético Garcilaso, a quien Alcalá de Henares hubo de influir en aquel falangista, divisionario y poeta, al dedicar a Alcalá estos versos alejandrinos a sus 23 años en el poema aparecido en el nº 46 de ‘Hoja de Campaña’, bajo la firma “Demetrio”:
     “La piedra cisneriana, temblando de reflejos./ Cervantes, hecho bronce, medita sus novelas:/ la plaza le circunda con farolas bordadas, / y hay un ensueño triste de pasado perdido./ Rebrillan los soldados su reciente uniforme./ Y se buscan Colegios Mayores y Abadías./ Sigue sola la ermita del Cristo doctrinero./ Y se añoran Quevedos, Vallejos y Nebrijas.”
     El padre de Demetrio era de familia humilde. Heliodoro Castro, que así se llamaba, trabajó de albañil para pagarse los estudios y se hizo maestro. Ingresó en el cuerpo de Maestros de Prisiones y llegó a ser el primer Inspector General de Enseñanza Penitenciaria. También opositó a catedrático de Historia en Escuela Normal de Magisterio, y aprobó, pero sin plaza, pues la que él había ganado le fue adjudicada por enchufe a un familiar de Romanones, una cacicada típica de la oligarquía de la España de la Restauración. De ahí que Heliodoro apoyara aquel ensayo regeneracionista que fue la Dictadura del general Miguel Primo de Rivera, con la que se comprometió hasta el punto de ser designado alcalde de Alcalá de Henares. Escribió una documentada ‘Guía ilustrada histórico-descriptiva de Alcalá de Henares’ (1929), que ha supuesto un clásico en la materia. Tiene a su nombre una calle que resulta ahora ser el lado oeste del edificio de Pryconsa que da a la Vía Complutense. Tiene esa calle un solo número de vivienda, cuya propiedad bien conozco, y ha sido asimilada fiscalmente a la calle Espada. A don Heliodoro le queda sólo la cartela.
     Descansen en paz los tres, “tres maneras de transcurrir, tres formas de aventurar… tres adioses.”

José César Álvarez,
Puerta de Madrid, 4.6.2016
www.josecesaralvarez.con

2 comentarios:

  1. Precioso articulo dedicado a tres miembros de mi familia a los q me une tanto: mi abuelo Heliodoro, mi tío y padrino Demetrio y mi padre Antonio.... Desde aquí quiero agradecer a José Cesar sus emotivas y cariñosas palabras. Los tres amaron a Alcalá... Los tres escribieron de Alcalá y para Alcalá.... Los tres trabajaron por Alcalá.... Y los tres hablaron sintiendo orgullo de esa Ciudad...Gracias en mi nombre, en el de toda mi familia y en nombre de los tres....estoy segura que desde ese cielo tan amplio y azul en el que moran velaran por el desarrollo y mejora de su Gran Ciudad. Tanto quiso mi padre a Alcala q dos de sus hijos llevan nombres unidos a ella..Maria del Val y Diego. Hasta siempre.

    ResponderEliminar
  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar