jueves, 27 de febrero de 2014

“La leyenda de Alcalá”, artículo inédito de Azaña




“La leyenda de Alcalá”,
artículo inédito de Azaña

     Manuel Azaña fue un excelente escritor alcalaíno que escribió de Alcalá. Un escritor metido a político. En este febrero se cumple el 75º Aniversario de su dimisión como Jefe de Estado. Ese mismo mes, el día 5 de febrero de 1939 hubo depasar a Francia, una vez caída Cataluña en la Guerra Civil bajo el control del ejército nacional. Su último acto en tierra española como presidente de la República fue el de pasar revista a una compañía militar, ceremonia que le causó una honda impresión, según escribiría después. Y el día 27 de febrero de 1939 dimitía de la más alta magistratura del Estado, cuando Francia e Inglaterra reconocieron el régimen del general Franco.

     En esta efeméride de su febrero fugitivo, en este aniversario de sus disidencias y fracasos, uno, sin embargo, quiere quedarse con la gloria de su palabra escrita, uno quiere quedarse y se queda con el Azaña escritor, y escritor alcalaíno. En la moderna edición de Obras Completas de Manuel Azaña de Santos Juliá (2008), en el volumen VII, y último, titulado “Escritos póstumos”, he encontrado este breve artículo sobre Alcalá, que es más bien un poema admirable, titulado “La leyenda de Alcalá”. Juliá, que ha clasificado los escritos de Azaña cronológicamente, aunque no todos con seguridad, dice, sitúa éste en 1914, por lo que el articulito de marras cumpliría ahora un siglo redondo. Es este año 14 el de la primera contienda mundial, de la que también se ocupa, y su Alcalá se le agiganta como remanso de paz.

     “Hallaréis un buen montón de papeles escritos de mi mano; todos están condenados al fuego. Yo he tenido la debilidad de conservarlos hasta hoy porque en ellos he ido dejando, casi día tras día, las flores más espontáneas de mi espíritu y al intentar romperlos o quemarlos me detenía como si fuese a cometer una violación”. Estas palabras, que Azaña puso en boca de un maestro que se las dice a sus alumnos en paseo por las orillas del Henares, son citadas por Juliá como premonitorias con respecto a la propia obra de Azaña, quien se expresa a través de su personaje. Ese ha sido el “buen montón” de los escritos inéditos de Manuel Azaña, clasificados en el citado séptimo volumen, “recogidos ahora por vez primera”.

     Manuel Azaña es hijo de Esteban Azaña, un clásico de la historia de Alcalá. Pero Manuel es poeta. Manuel vuela sobre la menudencia de la historia de Alcalá. Conoce bien sus mitos, sabe vertebrar sus períodos. Pero hoy no señalaré sus obsesiones. En la efeméride de este desquiciado febrero, en el que poeta y político van juntos a cruzar para siempre la raya de España y la raya de su tierra luminosa de Alcalá, hoy no puedo apostillar la palabra de un poeta alcalaíno exiliado de los soportales de su vida, camino de su muerte en Montauban. Hoy no puedo traspasar su punto final. Ahí va todo entero, denso, azoriniano. Es la pletórica pluma de sus 34 años:

LA LEYENDA DE ALCALÁ

     El mito es todo invención. ¿Hubo mitos en la tierra llana, clara, luminosa de Alcalá? Relación del lugar con la fantasía. Serenidad del alma. Seguridad de la vida: país fértil, sin convulsiones, lejos de las costas y de las irrupciones. Lo que no podía crear una imaginación poco exaltada tuvo que hacerlo la creencia religiosa. Los dioses carpetanos. Fácil introducción y dominio de los dioses latinos. Las colinas suaves, el horizonte remoto, la cortina azul de la sierra. Cánticos. Agrícola y pastor. La tierra clásica por excelencia.

     Formación de la leyenda. Supone una historia larga y mal sabida. En la leyenda el recuerdo se confunde con la fantasía. La leyenda alcalaína es religiosa. La parte pagana y clásica, olvidada o mal comprendida, o aborrecida por el influjo de la pasión religiosa. Recordada por los martirios. La falsa erudición ha creado una leyenda para eruditos. El canónigo del siglo XVIII.

     Los tres elementos: romano, cristiano, moro.

     La Fuente del César; el paredón del milagro; la Vera Cruz; el gigante Muzaraque. 

     Único momento: comienzo del siglo XVI. La universidad y los humanistas. Acuerdo íntimo entre la mente y el lugar.

     La caída: teocracia, frailes, juristas.

     El cascarón vacío. La ciudad huera. Las murallas, los árboles, las líneas claras, el sol junto al horizonte, la planicie ondulada, la cortina azul de la sierra: es lo que queda. Lo que era antes de la ciudad y más fuerte que ella. La Compluto sepultada. El castillo nuevo en ruinas. Sobre el sudario de la tierra de Compluto, la Fuente del César derrama un tenue caudal, ininterrumpido, infinito, más duradero que las civilizaciones que ha visto pasar, humilde en su hondo manantial.    



 

En la evocación del Alcalá de Azaña, la energía eléctrica, después de un siglo, sigue siendo una torre desproporcionada que ocupa el centro del interés.

 

 

La calle Mayor de Alcalá en 1910 y los soportales de los 30 años de Manuel Azaña

 


 

En este Febrero se ha cumplido en el silencio el 75º aniversario del exilio a Francia y posterior dimisión de Manuel Azaña como Jefe de Estado. “En esta efeméride de su febrero fugitivo… y de sus disidencias y fracasos, uno, sin embargo, quiere quedarse con la gloria de su palabra escrita.. “


                                                                  José César Álvarez
                                                                  Puerta de Madrid, 1.3.2014

No hay comentarios:

Publicar un comentario