martes, 1 de mayo de 2012

Comida en familia:
de pepinos y ayuntamientos

     Luis, Luisa y Luisito, la parca familia de a tres, almorzaron juntos contra todo pronóstico.
     –Pero, mamá ¿desde cuándo tomo yo pepino en la ensalada? –dijo Luisito.
     –Ah! Se me olvidó –dijo la madre, en tanto se levantaba a por la ensalada olvidada del niño.
     –Tú reniegas de los pepinos españoles  como los alemanes –dijo el padre.
     –Entonces yo he sido alemán siempre –replicó Luisito–. Lo que pasa es que a mí no me gustan ni los pepinos rusos, ni los indios, ni los españoles. Sencillamente no me gustan los pepinos. Pero tú si no metes a España hasta en el plato no estás a gusto.
     –Tengamos la comida en paz –dijo la madre–. Anda, dinos qué se cuece por ahí de lo que va a pasar el próximo día 11 con la constitución de los ayuntamientos
     –Eso te lo cuento yo –atajó el padre con carné del PP en regla– . Ese día de norte a sur de la España que no quiere oir tu hijo brotarán como hongos los ayuntamientos del PP.
     –Menos norte y menos sur –recalcaba Luisito, agrupado en IU–, menos norte y menos sur.
     –Yo digo aquí, en Alcalá –concretó Luisa, votante socialista.
     –Pues que volverá a ser alcalde Bartolo, como es lógico y saludable, y que gobernará con mayoría simple –dijo su esposo carnal.
     –Bueno, bueno –decía Luisito con retranca–, de momento Bartolo está empatado con nosotros, ya que 9 más 3 son doce, los mismos concejales que tiene él.
     Tú estás presuponiendo la suma de concejales de dos partidos –dijo el padre.
     –Estoy hablando –aclaró Luisito– de la suma de concejales de la derecha y de la izquierda habituales, que son 12 a12.  El desempate, la llave está en manos de los dos concejales de UPyD y no tanto en el concejal de E2000.
     –Lo suyo sería –dijo Luisa–, que UPyD favoreciera a la izquierda, de donde viene.Rosa Díez.
     –Eres una “primaria” –dijo Luis.
     –Sin faltar –replicó Luisa con firmeza.
     –Te quiero decir –le contestó su marido con fingida dulzura– que como estáis metidos en el paripé de las “primarias”no os enteráis. UPyD es un partido desencantado de la izquierda, que cuenta también con votos de la derecha desencantada y que goza de sentido común, lo que no es común en la izquierda.
     –Si UPyD es un partido de izquierdas –intervino Luisito–, tiene que estar a favor de la alternancia del poder y votar ‘progresista’.
     –¡Qué gracia! Los que sois anti-progreso os llamáis ‘progres’
     –Habló Blas –dijo el niño.   
     –Habló tu padre  –replicó el motejado
     –Así que descanse un poquito Bartolo –dijo el progre–, que falta le hace. Y te voy a reconocer algo: si a Bartolo no le ha quemado el poder, su equipo en general está achicharradito. yo espero que a última hora surja un tripartito de la izquierda.
     –Un gobierno de tres sabores se hace indigesto –dijo el comensal jefe.
     –Bartolo tendrá que asumir el castigo que le han dado las urnas –dijo Luisa.
     –¿El castigo de haber ganado? –dijo Luis.   
 –¿Y el castigo de los 4.300 votos que fueron a Esperanza y no fueron a él? –insistía Luisa.
     –Eso tiene una explicación: los que votaron España 2000, como no tenían candidato a la Autonomía votaron a Esperanza.
     –¿Y eso no es castigo?
     –Estáis hablando de un partido menor y nazi –dijo el niño comunista.
    –La izquierda otra cosa no sabrá hacer, pero ¡poner etiquetas!... En eso sois unos artistas. Es una forma de resituaros frente a los demás, de organizar el paisaje a vuestra bola. Nada surge en la sociedad gratuitamente. El problema del inmigrante está ahí en la calle, en el servicio de urgencias del hospital, en los comedores de colegios, en el comercio, en el INEM…Y porque un colectivo quiere articular ese problema es un nazi.
    –Que todos somos iguales en la enfermedad, en la enseñanza, en el trabajo… todos, todos, eso tampoco estáis en condiciones de entenderlo la derecha –remachaba el niño.
     –Lo que no puedo entender es que te eches gaseosa en ese vino. Eso es un pecado.
     –Pues a mí me gusta pecar y pecar delante de mi padre ¿qué te parece? –replicaba el niño insolente.–.
     –Un respeto –le recriminó la madre.
     –Mamá, por favor –clamaba el hijo–, es que ya está bien de oir a papá la misma monserga de que no le eche gaseosa a su vino, le duele que me beba rebajado su sol de España. Es muy duro, mamá, estar toda una vida oyendo lo mismo.
     –Pero es que te pongas como te pongas, no llevas razón. Este es un vino Luis XIV, es cosecha única y francés  –dijo sin arredrarse Luis, primero de su casa.
     –Me da lo mismo el ‘catorce’ que el ‘veintitrés’.
     –El ‘veintitrés’ no es un vino, es un Papa –contestó el papá desengrasando un poco.

     Luisito, sin tomar postre, se fue derecho a su cuarto, porque no aguantaba la tele de su padre, y desde su telediario no quiso ver cómo el facha de su padre se ponía el mandil  y fregaba los cacharros sin atisbo de exhibición alguna.

                                                                                  José César Álvarez
                                                                                  Puerta de Madrid, 10..6.2011
                                                                 


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