martes, 1 de mayo de 2012

                   
Risas y Llantos
 
                 PRIMAVERA LOCAL

 La primavera ha llegado y los árboles no han brotado. No han brotado. por ejemplo los olmos nuevos de la calle Giner de los Rios. Y los podadores contumaces, carniceros de los árboles maduros, que esculpen muñones de refinado sacrificio, nos han puesto el corazón en un puño, al ver los árboles crucificados y sin que la primavera les despertara de su letargo. Sólo la alta primavera les hizo por fin brotar, quedando algún brazo sin vida o brotando por las crucetas. La poda contumaz siempre deja algún martirio. Podacontumaces de Árboles crucificados de El Chorrillo, del Val, de la carretera del Gurugú… que han despertado felizmente de su profundo sueño. Sin embargo, En la Autopista de Barajas hay dignos ejemplares sin vida. Dicha Autopista, escaparate obligado de nuestras visitas a los madriles, nos ha permitido la larga observación de ver caer a sus compañeros de martirio por el mismo contumaz procedimiento. Una doble hilera de álamos festoneaba los laterales de la emblemática autopista. Hoy sólo quedan algunas unidades arbitrariamente dispuestas. 

Alguien dirá de estos árboles sacrificados: “Bah, los puso Franco”. Los impunes podadores renuncian a los consejos de los manualesque dicen que debe practicarse la poda terciaria, cuyos elementos son el tronco, los brazos y las ramas. Y el árbol tiene que irse por las ramas aunque el dicho español de “irse por las ramas” tenga rasgos negativos. 


                   DEMOCRACIA LOCAL 

La democracia ha pasado y hay árboles que han brotado. La votación es el ejercicio popular de la democracia. La votación utiliza el mismo procedimiento que la poda, elige un vástago entre la maraña, busca una solución entre muchas. La democracia electiva ha pasado sobre una larga alineación de montones de votos que se sucedían sobre la mesa auxiliar de los colegios electorales. La mayoría de esos montoncitos han resultado ser árboles en ciernes que no han brotado, crucificados en su esperanza. 

En Alcalá han brotado los nuevos árboles de Unión Progreso y Democracia y el de España 2000. El árbol de Bartolo ha brotado en esta alta primavera con menos copa y el de Javier Rodríguez, aunque menor, con más copa de la que su especie porta en estas fechas. Ambos árboles han resultado ejemplares atípicos del paisaje, porque en la alta primavera de los campos de España ha brotado un azul inaudito e inusitado. 


                          POLICÍA LOCAL 

La policía ha pasado y a su paso la ha armado. En la alta noche de la juventud de los fines de semana, en el parque O’Donell, la policía municipal pidió el carné de Identidad a Luis, un buen amigo, persona tranquila y apacible. Desconozco las interpretaciones de los agentes sobre los acontecimientos, y tampoco me interesa mucho su corporativa versión. Fue el caso que, al entregar el carné, el guardia le dio tal hostia que lo hizo tambalearse. ¿Qué pudo hacer Luis para recibir tan salvaje respuesta? Una vez recuperado, pudo presenciar cómo los guardias, que se habían arracimado en número de ocho, le enseñaban sus porras, temiendo la reacción bravucona del pobre Luis, lo cual sólo cabía en sus folletinescos meollos. Sí, claro está, yo no lo ví, pero la víctima y los testigos que me lo cuentan los conozco, como conozco a aguerridos matones que en los gimnasios se preparan marcialmente para sofocar no se sabe qué guerras urbanas. Uno de los signos que ponen en evidencia la crisis del Estado frente al estado de las Autonomías y de los municipios, es el deterioro sufrido por los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, comparados con los medios y sueldos destinados a la Policía Local, que, en teoría, es “colaboradora” de las Fuerzas de Seguridad estatales. Ellos, mejor dotados, llegan antes, se imponen en la calle con aire triunfal. Pero el brillo de su aparato no les hace ser mejores. Son las Fuerzas Estatales las que, dentro de su desmoralizada circunstancia, gozan, sin embargo de un prestigio que todavía no han sabido granjearse las fuerzas “colaboradoras”. Para ello, la drástica poda aplicada a los árboles, debiera ser aplicada a la policía municipal, una noble institución, cuando menos, donde, sin embargo, se infiltran matones que van pegando hostias a respetables ciudadanos. 

José César Álvarez Puerta de Madrid, 4.6.2011

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