sábado, 21 de abril de 2012

APUNTES LAPIDARIOS
           
(Anexo III de la “Disputada cuna de Cervantes”, de Jose César Álvarez 2005, Ediciones Bornova y Excmo. Ayuntamiento de Alcalá de Henares)


Relaciono aquí todas aquellas lápidas, placas, leyendas pintadas o monumentos cervantinos en que he sido redactor y/o promotor. Lo hago por dos motivos: primero, por la información cervantina que conlleva, y, segundo, porque tengo más confianza en la perdurabilidad del papel que en la de la piedra y el bronce, según el esclarecido ejemplo que en este libro nos ha dado el de Bautismos de la iglesia de Santa María la Mayor de Alcalá de Henares en contraposición con su templo, su habitat natural.

Ello significa seguir en la línea, ya secular en Alcalá de Henares, por la que la ciudad complutense, sin engolamientos, se siente madre. Simplemente. Prohíjar es verbo excesivo. Entiendo que prohijar es hacer suyo en propio beneficio, arrimar el ascua a su sardina como un ardid de la disputa. Aquí no hay ya disputa. La vieja controversia sobre el nacimiento de Cervantes es ya historia que hemos contado. Sólo quedan lúdicos entretenimientos en torno al tema o desinformados. Era nuestra intención relacionar aquí algunas manifestaciones pétreas de la “maternidad cervantina”. Proyectos que se llevaron a cabo, alguno que no vió la luz y algún otro en vías de desaparición. Yo anoto aquí a todos, a los vivos, a los muertos y a los non-natos, allí donde me llega alguna paternidad.

En julio de 1987 descubrimos una lápida en la ciudad abulense de Arévalo en homenaje a Fray Juan Gil, el monje trinitario que rescata a Cervantes en Argel. Fue producto de una moción que presenté al pleno del Ayuntamiento y que se cumplio al principio de la legislatura siguiente. Aquella hermosa lápida quedó instalada en el parque de Arévalo, ribeteado su dosel  y enmarcada con ladrillo visto. Decía así:

EL EXCMO. AYUNTAMIENTO
DE ALCALÁ DE HENARES
A LA CIUDAD DE ARÉVALO,
CUNA Y TUMBA DE FRAY JUAN GIL
EN EL CUARTO CENTENARIO DE SU MUERTE
AGRADECE EL RESCATE DE ARGEL
DE SU HIJO PREDILECTO
MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA.
8 – VII – 1987

En el 450º Aniversario del nacimiento de Cervantes, al formar parte el que suscribe de la Comisión organizadora de los actos de tal evento, en representación de la Institución de Estudios Complutenses, se me presentó una oportunidad para señalar los lugares cervantinos de Alcalá. Además del hito de piedra, ubicado a la entrada de la Casa de Cervantes y cuyo texto hemos ya reproducido al final del Capítulo 16, colocamos allí cerca una placa en la calle Imagen 1, que decía:

ESTA FUE EN TIEMPOS LA CONOCIDA
“CASA DE LA CALZONERA”,
PROPIEDAD DE LA FAMILIA DE
MIGUEL DE CERVANTES.
AÑO 1997
CDL ANIV. NACIMIENTO DE CERVANTES.


En la calle de Libreros, sobre la fachada del actual Banco Popular se colocó esta placa:

AQUÍ ESTUVO LA IMPRENTA DE J. GRACIÁN,
DONDE VIO LA LUZLA GALATEA”,
PRIMERA NOVELA DE
MIGUEL DE CERVANTES.
AÑO 1997.
CDL ANIV. NACIMIENTO DE CERVANTES.


            Sobre la fachada norte de la enhiesta torre de Santa María, que destaca rotunda de entre su vacante rededor, se colocó esta lápida, para algunos excesivamente literaria, cuyo sello personal, es cierto, debiera haber firmado aunque en abreviaturas. Dice así:

IGLESIA DE SANTA MARÍA LA MAYOR,
ROCA DE LAS AGUAS BAUTISMALES DE
MIGUEL DE CERVANTES,
MANANTIAL DE FABULOSO RÍO,
GARGANTA ABIERTA Y LUMINOSA,
I.E.C. 1547-1997


Luis Astrana Marín es la montaña más alta de la larga cordillera cervantista, el autor de la obra cumbre en torno a la figura desfigurada de Cervantes. Siempre denostado Astrana y siempre imprescindible. Lo que pasa es que a cualquier estudioso de Cervantes que se acerque a la montaña, ésta le encrespará por su abrupto desconcierto y desorden. Astrana es un autor cervantino abultado, de siete copiosos tomos donde había ocho, y donde tiene volcadas carretadas de datos a voleo. Pero uno escarba con paciencia y puede encontrar pepitas de oro. Alcalá está tratada en su obra con una gran admiración por su historia y una fina sensibilidad ante el sufrimiento de su patrrimonio. Alguna vez algún alcalaíno extraerá de tan colosal montonera el Alcalá de Astrana. Le propuse para un busto, pero la resultante fue “mucho más”, insuflada la idea por el patrocinio de AEDHE, la Asociación de empresarios del Henares, de tal forma que el biógrafo alcanzó mayor bulto que el biografiado. Astrana en bronce “sale de la piedra que le atenaza ­ –explica Roberto Castro, su escultor–, está saliendo del olvido”. Allí queda Astrana en su encajonada postura con su estilográfica en ristre ante el albero de Santa María y los óvalos de su relamida ruina. La lápida fue sencilla:

A
LUIS ASTRANA MARÍN,
INVESTIGADOR INCANSABLE,
POR SU AMOR
A CERVANTES Y A ALCALÁ.
AÑO 1997.
CDL ANIVº  NACIMIENTO DE CERVANTES


 A la entrada del antiguo convento de los Trinitarios de Alcalá, bajo el nártex o pórtico, extendida a la izquierda del muro frontal de acceso, se presenta esta leyenda, pintada en gris perla sobre fondo blanco:

A la Orden Trinitaria, Redentora de cautivos,
por la gran merced que hubo al rescatar a
MIGUEL DE CERVANTES,
cauativo en Argel,
a trueque de 500 escudos de oro en oro de España,
en la persona de Fray Juan Gil
el 19-9-1580,
favor del que Miguel quedó deudor por vida
y Alcalá por siempre.
AÑO 1997.
CDL ANIVº  NACIMIENTO DE CERVANTES.
J.C.A. – I.E.C.


A la concejal de Cultura del Ayuntamiento de Villalbilla presenté un proyecto de una placa cervantina para ubicar junto al espléndido roquedal húmedo que se exhibe como emblema del lugar a la entrada de la Urbanización Zulema, nada más coronar dicha cuesta y tras la reja que acota aquel ámbito. Decía:

"...voy ...
en la yegua o alfama en que cabalgaba
aquel moro Muzaraque,
que hasta ahora yace enterrado
en la gran cuesta Zulema,
que dista poco de la gran Compluto”.
MIGUEL DE CERVANTES
(Quijote, I, XXIX9
AYUNTAMIENTO DE VILLALBILLA
1605-2005

           
Al alcalde y a un concejal de Sigüenza, que buscaban su justificación de ciudad cervaantina o quijotesca, redacté un proyecto que se basaba em la figura del cura de "en un lugar de la Mancha", el pueblo de don Quijote, el que hizo el famoso escrutinio de la biblioteca del Caballero de la Triste Figura. Se trataba de un gracioso motivo escultórico al cura licenciado en Sigüenza, el que junto al barbero, emite juicios rectos y ceñidos que condensan el saber de la época. El cura  pasó por la vieja universidad de Porta coeli en la ciudad levítica de Sigüenza. “Son siempre los mismos” diría peyorativamente uno de los presentes al explicar el proyecto. Y el motivo escultórico llevaría esta leyenda:

AL LICENCIADO PERO PÉREZ,
GRADUADO EN SIGÜENZA,
NOMBRADO ARZOBISPO TURPÍN
Y CURA DE LA ALDEA DE DON QUIJOTE,
DE QUIEN FUE SU AMIGO Y ALBACEA.
SIGÜENZA, AÑO MMV.
IV CENTENARIO DEL QUIJOTE

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