lunes, 23 de abril de 2012


SONETOS


Soneto a la bicicleta


Vistosa mariposa aventurera,
con dos alas tan frágiles me llevas,
y al batirlas, redondas, tú me elevas
entre aromas de vientos, volandera.

Me sales cada día más ligera
del nido, pajarita que renuevas
la especie con fulgor de formas nuevas
por parques, sendas, rutas y riberas.

Llaneo, subo y bajo la montaña
emulando con trino de piñones
a Induráin, Contador y Luis Ocaña.

Al ser tú y yo la misma y terca cosa,
te pongo el corazón y los pulmones,
te poseo, mi amada mariposa.



























SUANCES

Es de canela y seda su arena,
es sueño largo, nido de agostada,
lengua metida en la saliva airada,
que es Punta del Dichoso y brava escena.

Gran marea que borra toda pena
y ríe en La Ribera iluminada,
cubre heridas, naufragios, blenda hollada,
sardineras dolientes de voz plena.
Va la lengua de sal lamiendo ardores
y en la ría de San Martín de gozo
mueren Saja y Besaya tan señores.

Trochas y ayes, oteros y clamores,
mirador de la Cuba y alborozo;
Señora de las Lindes, cielo y pozzo.























CEBRA

No me cruces la cebra en diagonal,
pues atascas el flujo de la gente,
cuyo frente te afronta frontalmente
rebotando y bailando sin compás.

Si ante ellos, atajo no tendrás,
entrométete tú tan diestramente
como filtra sus dedos tan fervientes
cuando cruza sus manos el Abad.

Quieres tú compensar tediosa espera
ante el disco que frena tus andares
y te chocas y enredas tu frontera

al salir de tus rojos valladares.
¡Qué paciencia tan larga en cada acera
esperando a que un rojo se extinguiera!

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