miércoles, 25 de abril de 2012

OJO de buey

LA INSOPORTABLE  ASCENSIÓN DE LOS GRAFITEROS

     Pone Gaspar, yo creo que pone Gaspar. Es la pintada estelar del momento, y también la más hiriente y provocadora. La he visto repetida hasta la saciedad en Juan de Austria, Alonso Martinez, zona centro, zona de Reyes Católicos. La he visto rompiendo la delicada xerigrafía publicitaria de las furgonetas, campando desafiante sobre anagramas, sobre las fachadas de mármol de las grandes superficies, sobre la piedra porosa de establecimientos bancarios, sobre la lona de camiones, sobre el resplaldo de un banco.

     Tu grafismo, Gaspar, hasta podría resultar bello si encontraras el lugar apropiado, pero así resulta insultante y vomitivo. Te estás meando, majo,  impunemente, gozosa y rutilantemente, te estás meando en negro, con regodeo, sobre el semblante de instituciones, empresas y particulares. Como en este país ya no es posible para los restos de los restos que la autoridad asuma eso de ”la calle es mía”, pues la calle es tuya, hijito.
No sé qué es más hiriente, Gaspar, si tus insolentes atentados perpetrados con nocturnidad y alevosía o la chicha pasividad de la invigilancia nocturna. Porque escribir, escribís un rato. Por eso creo que eres fácil de “cazar”. Porque tus apariciones vienen siendo cíclicas y puntuales. Está visto que cuando la empresa de limpiezas de una entidad ha limpiado pacientemente vuestros excrementos, justo al fin de semana siguiente volvéis con más saña a esparcir vuestras heces.

     Me gustaría que fueras “cazado”, me gustaría ver tu cara, Gaspar, la cara de un grafitero estrella. Me gustaría verte, si la calle no fuera tuya, cómo ibas limpiando una a una todas las pintadas de la calle Juan de Austria portando tú mismo una pintada por delante y por detrás, un enorme escapulario pancarta que dijera: “Limpio yo que manché”. Y si la leyenda pecara de blanda, esta otra: “Soy un terrorista urbano”.

     Tus garabatos carecen de mensaje, no comunican nada, son crípticos, cerrados en sí mismos, donde os proyectáis vosotros los pintarras, donde os miráis como narcisos, necesitados de ser reafirmados en el paisaje urbano.

     Busca tu valla indolora, Gaspar, o métete en una verdulería y pon el precio a las acelgas. Te quedarían unas acelgas muy chulas, divinas, tío.
Pero aquí se protege antes a las avutardas que a la propiedad privada, extensión de la persona. Y mientras se preparan halcones especiales que ahuyenten a las palomas de la colonia de Santa Mónica, no hay sin embargo halcones que ahuyenten a estas aves nocturnas que depredan la ciudad.

José César Álvarez
        Puerta de Madrid,

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