Cervantinas
Don Quijote y Cervantes.
Esquivias y Alcalá (y 2)
Nos resistimos a abandonar Esquivias (Toledo), este lugar "rico en vinos y linajes", del que la condesa de Pardo Bazán dijo que fue el único lugar de la tierra donde el autor del Quijote conoció la calma y la ventura. Pero aquel inquieto soldado que recorrió el Mediterráneo no permitiría que el tedio le dominara, que aquella calma chicha le atrapara, allí donde las sombras de las casas de la calle Mayor se agrandaban y se achicaban idénticamente bajo idéntico lenguaje. Cervantes, en sus conversaciones con el cura y con los muchos hidalgos del lugar, en sus visitas al mesón de la plaza y al otro "un poco más allá", escudriñaría el alma de hidalgos y labriegos. Le tendrían al corriente de la enconada rivalidad existente en el pueblo entre los dos hermanos "Quijada", de una parte, y los "Salazar" por la otra, parientes entre ellos. Le contarían los chismes recientes del pueblo. De cuando Francisco de Salazar le dio un guantazo a Gabriel QuUada, teniente de Corregidor, y le llamó judío. La plaza de Esquivias aquel día estaba de bote en bote con motivo de la elección de los justicias, y Gabriel Quijada llevó preso a Francisco Salazar llámándole bellaco, en tanto éste reclamaba que se le llevara con dignidad, no como lo hicieron sus bisabuelos con Jesucristo. Y seguramente también le contarían los esquivianos a Cervantes aquella de cuando Alonso Caproche subió a la torre de la iglesia y, asomado a una tronera, decía a grandes voces, refiriéndose a los hermanos Quijada: "Si queréis judíos putas y puros, nietos de quemados, aquí os los traigo maniatados".
Cervantes se había casado con una Salazar. Por razones que no vienen al caso, decir en aquella época en Esquivias "Salazar" o "Palacios" era decir la misma cosa. Cervantes se casó con una "Salazar" y en otro sentido, como veremos, con un "Quijada", porque un antecesor de éstos, el hidalgo Alonso Quijada, que llegó a ser agustino y el modelo del Quijote.
El Concejo trató de imponer cargas de pecheros a los Quijadas por creer o simular que eran plebeyos, y éstos se defendieron ante la corte de Valladolid esgrimiendo su hidalguía y
Astrana Marín, a quien le interesa la genealogía de la hidalguía caballeresca de los Quijadas, por su evidente repercusión cervantina, llega mucho más allá de los papeles de Valladolid, hasta Alfonso VI. Pero, entre sus antecesores, merece la atención, como se la mereció a Cervantes y al Quijote, Gutierre Quijada, citado profusamente en la Crónica del Rey don Juan el II de Castilla (Año 1435, cap. CCLV) En dicha Crónica se encuentran las hechuras caballerescas e históricas de los ascendientes del Quijote y las hazañas de ese gran bracero de Gutierre Quejada:
E metidos los caballeros en la liza ... , cuando se llegaron cuanto quince pasos, Gutierre Quejada tiró su lanza, e pasó por encima del hombro del Bastardo, e fincó en el suelo de tal manera, que a gran trabajó se pudo sacar; e la lanza del bastardo no llegó a Gutierre Quejada ...
Y Juan Quijada, un biznieto de este Gutierre Quijada, en las pruebas para recibir el hábito de Calatrava en 1549, "venció y mató a Suero de Quinones entre Castroverde y Barcial", a poca distancia del río Valderaduey, no lejos de Medina de Rioseco. ¡Caray con tan tormentosos antecedentes! En todo caso, lamentable suceso éste, perpetrado en una época en que los actos caballerescos habían ya evolucionado desde la sangre a la religión, desde la violencia al ideal caballeresco.
El hidalgo Alonso Quijada que nos interesa vivió en Esquivias a finales del siglo XV y primer tercio del siglo siguiente, coincidiendo con el auge de las novelas de caballería, y su última salida debió de ser a la Orden de San Agustín. Era, pues, una mente cultivada, y resultaba ser sobrino del bisabuelo de Catalina, esposa de Cervantes. Se suele confundir, e incluso complementar, a este arquetípico personaje del Quijote, de cuyas andanzas tuvo noticia Cervantes en Esquivias, con otro Alonso Quijada, de Salazar, peculiar y acomodado hijo de Gabriel, que muere en 1604, a quien Cervantes conoce y de quien también se sirve. Los dos le hacen uno. Nada que decir de la lista de los posibles modelos de don Quijote, que, a mayor abundamiento, se dispara inauditamente.
Pero la lista que realmente se hace émula de la cuna de Cervantes es la de la patria de don Quijote. La patria que digo es el famoso "lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme". La "patria" y "lugar" son aquí términos sinónimos. Así lo dice don Quijote (2, LXXH). Pues bien, estoy firmemente persuadido de que Cervantes juega con ambas patrias por igual, como si don Quijote fuera su "alter ego". Ese juego a favor del misterio y la maraña está en la superficial disquisición fónica entre si Quijada, Quesada y Quijana -o el Alonso Quijano de la Segunda Parte , después que había aclarado que era Quijada, esquiviana evidencia que había que oscurecer-, por lo que su afán lúdico por su patria se esclarece no sólo en la indeterminación de "en un lugar de la Man cha", sino en ese amplio nombre de don Quijote de la Mancha , que así quiso ponerlo "puntualmente -dice-, por dejar que todas las villas y lugares de la Mancha contendiesen entre sí por ahijársele y tenérsele por suyo, como contendieron las siete ciudades de Grecia por Homero" (Quijote, 2, LXXIV). El paralelismo de don Quijote y de don Miguel es asombroso en este punto. "Solos los dos somos para en uno" dirá en el mismo capítulo.
Eso sí, en ambos casos, los lugares pretendientes superaron los siete lugares homéricos. Las patrias apócrifas de Cervantes han sido Sevilla, Córdoba, Alcázar de San Juan, Herencia, Madrid, Madridejos, Esquivias, Toledo, Cervantes de Sanabria ... Se tienen por patrias tradicionales de don Quijote las siguientes: Argamasilla -nombre con el que juega Cervantes-, Argamasilla de Alba, Argamasilla de Calatrava, Miguel Esteban, Villaverde, Tirteafuera, Quintanar de la Orden , Esquivias, toda España, Quero y demás pueblos de la comarca de Montiel. Y ahora más recientemente, Villanueva de los Infantes, idea promovida y "vendida" a bombo y platillo por la Universidad Com plutense de Madrid como definitiva, viniendo avalada por la acrisolada modernidad de la casa y de la Ciencia informática.
Ya sabemos que la única patria del Quijote todo es la cabeza de Cervantes, pero sobre pautas de verosimilitud, sobre patrones arrancados de la realidad misma. A Cervantes le duele matar esa proximidad localista en aras de la universalidad y ahí se debate. Una cosa tendremos clara: si don Quijote es Quijada, como guadanescamente aparece, don Quijote es esquiviano. Y hay una prueba incontrovertible: lo dice el mismo don Quijote (1, XLIX) cuando al referirse a las hazañas que tuvieron lugar en Borgoña, referidas en la citada Crónica de Juan II, por parte de Gutierre Quixada, "de cuya alcurnia yo deciendo por línea recta de varón" aclara el ingenioso hidalgo.
Pero es que no sólo es esquiviano Don Quijote, lo es también el cura de "en un lugar de la Man cha", de nombre Pero Pérez, que aparece en numerosos documentos del archivo parroquial de Esquivias y es coetáneo de Alonso Quijada. Y lo es Mary Gutiérrez, como a veces llama Cervantes a la mujer de Sancho. Y lo es Aldonza Lorenzo, doña Dulcinea, trasvasada a El Toboso, donde no hay "Lorenzos". Es Esquivias el único lugar donde se daban a la vez los Ricote, Carrasco, Quiñones, Alonso y Alamo, apellidos importantes entre los personajes de la inmortal obra. Y el criterio de los nombres de los personajes está por encima del "sistema de distancias y tiempos" que la Complutense dice que es el Quijote como método para averiguar el nombre del "lugar de la Mancha ". Y estos nombres esquivianos son hombres enraizados en su pueblo, como lo estaba Cervantes, quien, desde el córner de Esquivias, los lanza mentalmente a la olla de la Man cha con geográfica disposición. Cervantes, por ejemplo, no conocía El Toboso, ya que no hay floresta ni dehesa próxima desde la que se domine el pueblo ni se pueden dar con la iglesia al entrar. En el Quijote no hay acertijos con solución. Es ese un reduccionismo simplista. En el Quijote hay enredo para enredadores. Como la liga para cazar pájaros donde el que más se mueve más fijamente queda atrapado. En el Quijote nada es mensurable y las ciencias de la exactitud nada tienen que hacer.
Esquivias no fue evidentemente la patria de Cervantes, pero fue la patria transportable del Quijote, de quien "dél se precia ... la Alta Man cha" dirá Cervantes al final de la Primera Parte. La "alta Mancha" de Toledo es el lugar de Esquivias, de cuyo nombre no quiso acordarse y se acordó. Las pruebas de Esquivias son abrumadoras. Escribo desde Alcalá de Henares, la que apenas ha podido hoy cubrir las cicatrices que le dejó el expolio de 1836, cuando la Universidad del Renacimiento y del Siglo de Oro es arrancada de Alcalá para llevarla a Madrid como "Universidad Central". Aquella triste operación fue bautizada en su época como "la inocentada de Alcalá". Ahora que miro a Esquivias, pienso que la Universidad Complutense de Madrid, heredera y detentadora de aquel botín, sigue en sus trece de cara a Esquivias, sin poder discernir si es que sigue anclada en el expolio o en la inocentada.
.. José César Álvarez
Puerta de Madrid, 2.7.2005
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