sábado, 21 de abril de 2012

Cervantinas

El nombre de Alcalá en el Quijote

     Citamos hoy y glosamos tres menciones de Alcalá en la prime­ra parte del Quijote, aunque una de ellas, la primera, resulte hipo­tética.
"Estando un día en el Alcaná de Toledo llegó un muchacho a vender unos cartapacios y pape­les viejos a un sedera; y como yo soy aficionado a leer: .. · (1, IX)

El relato de Cervantes en el que expone el suceso de cómo encontró La historia de Don Qui­jote, que dice extraer del arábigo aljamiado y que le permite conti­nuar su historia, según nos cuen­ta, guarda asombrosas similitu­des con lo descrito en el libro ti­tulado Contradiction ... contra la falsa Trinidad, original autógrafo de un morisco español expulso convertido a la secta. de Maho­ma, de nombre Juan Pérez, natu­ral de Toledo, y que se refugió en Túnez adoptando el nombre de lbrahim Taibilí, Este impío escri­tor narra, sin embargo, una con­versación ocurrida en una libre­ría de Alcalá de Henares a finales de Agosto de 1604 en torno a la historia de don Quijote, lo que ratifica que el Quijote venía cir­culando unos alías antes de su impresión como novela corta. Por otra parte, "Alcaná" es voz hebrea que significa feria, mer­cado, y a finales de Agosto tiene lugar en Alcalá de Henares la fe­ria grande de San Bartolomé, por lo que alguien (José García Sal­daña en "Documentos Olvida­dos ") ha querido ver siginifica­ciones en la proximidad fonética de Alcaná y Alcalá. Hemos de considerar que el supuesto topó­nimo determinativo "de Toledo", pospuesto al equívoco "Alcalá" que se trasluce, gozaría de todas las bendiciones históricas, ya que durante ocho siglos Alcalá aparece ligada a Toledo como señorío prelaticio. Decir "Alcalá de Toledo" es evidencia de la época, y decir "Alcaná de Tole­do", como se dice en el Quijote, el mercado que rodea la catedral, pudiera pretender un equívoco insinuante muy del gusto cer­vantino. En la pág. 528 del tomo V de la "heroica" obra cervanti­na de Astrana Marín se dicen los pormenores del relato, así como el descubrimiento del mismo en­tre los manuscritos de la Biblio­teca Casanatrense de Roma.
***
"-No hay duda en eso -res­pondió Sancho-; que yo he vis­to a muchos tomar el apellido y alcurnia del lugar donde nacie­ron, llamándose Pedro de Alca­lá, Juan de Úbeda y Diego de Valladolid ... " (1, XXIX)
Para el P. Martín Sarmiento la aparición de Alcalá en el primer término de la serie le resulta es­pecialmente revelador. Los per­sonajes aludidos, tal cual, no existen en la realidad, porque asistimos, en mi modesta opi­nión, a un trueque nominal y en serie de personajes populares en aquella época, cuya traslación y disloque de nombres y apellidos resultara cómica, a la vez que sirviera de ejemplo. Se trataría en realidad de Diego de Alcalá, Pedro de Ubeda y Juan de Valladolid. Particularmente famosos eran San Diego de Alcalá, el frai­le franciscano y milagrero, y Juan de Valladolid, peculiar poe­ta, juglar y astrólogo, ambos del siglo XV y magnificados en la distancia del siguiente siglo. El efecto del trueque corrido es como si hoy dijéramos tres nom­bres trabucados de esta guisa: José Luis González, Felipe Az­nar y Jose María Zapatero.
***
"Y aún haré cuenta que voy caballero sobre el caballo Pega­so, o sobre la yegua o alfana en que cabalgaba aquel famoso moro Muzaraque, que aún has­ta ahora yace enterrado en la gran cuesta Zulema, que dista poco de la gran Compluto." (1, XXIX)
La cuesta del Zulema es el ca­mino natural para ir desde Alcalá a Arganda, a 24 km., lugar donde nació la madre de Cervantes, doña Leonor. Era, pues, el cami­no de la casa y de la viña de su abuela Elvira, tortuosa cuesta que bien conocía Cervantes, así como su leyenda del moro.
                                                                        Puerta de Madrid, 11.6.2005



No hay comentarios:

Publicar un comentario