miércoles, 25 de abril de 2012

Veintiuno de junio del 2002

Sí, es el día después de la huelga, pero aquí no va de eso. Y menos cuando estas líneas están intencionadamente tecleadas un día antes de la fecha del título. Mi huelga es otra, es una huelga lingüística. He escrito deliberadamente el artículo contracto “del” en la fecha/título de este escrito, en contra de la norma académica de usar solamente la preposición “de”, conforme se venía haciendo en la redacción de las fechas del milenio anterior.
           
            Cuando llegó la norma continuista, aunque no me sonaba, creí que era una cuestión de uso o de  costumbre, y que con el tiempo desaparecería su rudo efecto. Han pasado dos años y medio de la imposición preposicional y me sigue sonando tan mal como el primer día. El  idioma no le hacen los teóricos de la Lingüística, sino los creadores del idioma y el pueblo, y a Camilo José Cela nunca le sonó, y protestó por ello en su momento. Cela es hoy nuestro mejor aval. En los casos de duda, decía, es el oído quien manda.

            Nosotros, espontánea y preferentemente decimos: “los árabes entraron en España en el 711”, “Colón descubrió América en 1492”  y “a Aznar le montaron una huelga general en el 2002”. Con lo cual tenemos que el segundo milenio, el de los mil, se comporta como excepción con respecto a los otros dos milenios, ya que es el único que no exige el uso del artículo determinado. Y ahí es donde estaría la clave y comenzaría la misión de los lingüistas. ¿Por qué ocurre esto? Al igual que los científicos, mediante la observación, extraen las leyes ocultas de la naturaleza, los lingüistas habrían de extraer también sus leyes por la observación del idioma, y no habernos metido con calzador el uso único  y chirriante de la tal preposición.
           
            Además, la norma académica no puede tener efecto retroactivo. Y ello, no solamente porque no es práctica al uso, sino, principalmente, porque la historia ya está escrita. En efecto, abro al azar una Historia de España, dice: “un día del 409 penetraron violentamiente los primeros pueblos bárbaros”.

            Está claro que el (como su contracción del) está haciendo referencia al sustantivo omitido año. Pero, ¿por qué el comportamiento no es siempre el mismo? Se habló por aquel entonces de las posibles huellas por elipsis de la vieja expresión “del año del Señor de”, que se intercalaba en la redacción de la fecha, entre el mes y el año.

            Como quiera que sea, yo me planto, me declaro en huelga, cosa al uso. No diré más “de 2002”, porque sigue sin sonarme, me planto para el resto del milenio, que ha de sobrarme,  y diré “del 2002”. Y en esta huelga me nombro piquete informativo contra la norma establecida. Pero no seré un piquete decimonónico al uso. No, en el siglo veintiuno no puedo dudar de la capacidad de los medios de comunicación y, además de usarlos, descender a pie de obra. No; queda dicho, y, a partir de aquí, que cada uno haga lo que le venga en gana.

José César Álvarez
                                                                                  Puerta de Madrid, 22.6.2002

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